Según el presidente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (CEPESMA), Luis Laria, el traslado está saliendo "según lo previsto".

Los dos cefalópodos viajan en una urna diseñada por el CEPESMA, totalmente sellada y con un sistema de despresurización que contiene 2.250 litros de agua y formol para garantizar un adecuado estado de conservación.

Los ejemplares cedidos por el CESPESMA a la Institución Smithsonian son una hembra de 11 metros de longitud y 137 kilos de peso, y un macho de unos 7 metros y 60 kilos.

Una vez lleguen a Estados Unidos, el macho se expondrá en vertical sobre un soporte cilíndrico, mientras la hembra, de mayor longitud, estará en horizontal en una urna de metacrilato, especialmente diseñada para la ocasión.

Durante los primeros días del mes de agosto, personal del CEPESMA se trasladará a la capital estadounidense para proceder a la instalación y exposición temporal de los cefalópodos en unas urnas especificas para su conservación.

El CEPESMA posee la mejor colección del mundo de calamares gigantes, con 21 ejemplares, dado que el litoral cantábrico es rico es esta especie que todavía no ha sido posible grabar en su hábitat natural.

Por su parte, la Institución estadounidense Smithsonian alberga más de 136 millones de piezas de museo, pero sólo un calamar gigante y en mal estado de conservación.

Laria ha recordado que el litoral asturiano ha sido estudiado por varias expediciones científicas, como el "Proyecto Kraken", que trató sin éxito de filmar a este especie en las profundidades marinas.

En la actualidad se desconoce el número de ejemplares que puede albergar las profundidades oceánicas, aunque se cree que puntos del litoral asturiano como el caladero Carrandi, situado en el mar frente a los Picos de Europa, pueden ser tan relevantes como áreas estudiadas en las costas neo-zelandesas.

En este sentido, Laria ha destacado la importancia de que las alteraciones del cambio climático no afecten a las profundidades de entre 400 y 2.000 metros donde habita esta especie.

Los calamares gigantes nacen de unas espirales gelatinosas con dos milímetros de longitud y crecen un centímetro por día hasta los cuatro años y medio.

El ojo de estos cefalópodos es el mayor de una especie viva y puede llegar a alcanzar los 22 centímetros de diámetro.

Debido a la elevada concentración de amoniaco en su masa muscular, los calamares gigantes -único cefalópodo que se reproduce mediante un órgano reproductor similar a un pene- no sirven de alimento para los seres humanos y los ejemplares que aparecen en las redes o en las costas se utilizan para fines de investigación y exposición.

A cambio de esta cesión el CEPESMA recibirá unos 50.000 dólares para el desarrollo de programas de investigación de las especies marinas.