Según ha informado el CSIC en un comunicado, este microorganismo, que posee un metabolismo mixto a medio camino entre las algas y las bacterias, podría servir para desarrollar energías renovables en un futuro.

El microorganismo, aislado en muestras de agua del Mediterráneo, en un observatorio del CSIC en Girona, ha sido denominado "Polaribacter", ya que está relacionado con bacterias detectadas anteriormente en muestras de regiones polares.

Esta bacteria puede captar la energía de la luz porque sintetiza una proteína llamada proteorodopsina y un pigmento retinal, similar al de la retina de los seres humanos, según publica el último número de la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS).

Según el investigador del CSIC Carles Pedrós-Alió, "se sabe que estas bacterias estarían adaptadas a vivir en dos tipos de entornos; en el primero, se encontrarían adheridas a partículas de materia orgánica donde metabolizarían sustancias muy complejas".

Cuando no encuentran alimentos, "las células de "Polaribacter" se trasladarían a la columna de agua lanzándose a una travesía en el desierto durante la cual serían capaces de obtener energía de la luz para sobrevivir", señala el científico.

Algunos estudios moleculares recientes demuestran que este tipo de microorganismos, pertenecientes a las flavobacterias, es muy abundante en la superficie de los océanos.

El CSIC explica que el hallazgo tiene implicaciones sobre el papel que juegan las bacterias marinas en la regulación de la concentración de CO2 en la atmósfera y los mecanismos implicados en el cambio global.

Además, "ayudaría a conocer las estrategias y el comportamiento de las flavobacterias, el tercer gran grupo de bacterias marinas y el más desconocido", según Pedrós-Alió.

En el equipo científico, además de los investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) en Barcelona, han colaborado también biólogos de la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) y los de la Universidad de Kalmar, en Suecia.