La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunciaron ayer que están dispuestos a apoyar la iniciativa de la Comisión -que pretende reducir a 120 gramos de CO2 por kilómetro la emisión media de los vehículos vendidos en la UE a partir de 2012, desde los 160 gramos actuales-, una vez superadas sus reticencias iniciales.

Francia consideraba que esa propuesta no era equitativa y suficiente en términos ecológicos, mientras que Alemania la criticaba por entender que perjudicaba a su industria de gama alta en favor de los modelos económicos de fabricación italiana y gala.

Desde el ejecutivo comunitario, un portavoz manifestó hoy su satisfacción "por la convergencia de puntos de vista de dos países que tienen industria automovilística", aunque insistió en que la negociación implica a los 27 Estados miembros.

"Es una declaración importante, de la que tomamos nota", pero el trabajo sobre la propuesta de la Comisión debe continuar, recalcó la fuente.