"Embárcate" pretende frenar la mortandad que sufren los cetáceos en el Mediterráneo y difundir a la sociedad el mensaje de que "este empeño no sólo es justo sino posible", según un comunicado emitido hoy por la Fundación Baleària.

En concreto, se han detectado cinco ballenas rorcuales, cuatro ejemplares correspondientes a diferentes clases de calderón, diez zifios, seis tortugas bobas y más de doscientos delfines de distintos tipos.

De esta última especie se han llegado a observar grupos de hasta 24 ejemplares, que surcaban las aguas junto al barco.

En el último avistamiento, realizado el pasado 31 de mayo, se localizaron en muy poco margen de tiempo tres rorcuales, circunstancia que constituye "un hecho excepcional", según José Antonio Esteban, uno de los científicos que viajaron a bordo del "Borja II".

Detectar las rutas migratorias y los periodos de paso de los cetáceos puede salvarles la vida, informan los científicos, como es el caso de los rorcuales, las ballenas más grandes del Mediterráneo, de las que quedan unos 3.500 ejemplares y cuya "principal causa de mortalidad se debe a la colisión con cargueros y ferrys".

Con los datos obtenidos en los avistamientos, podría establecerse un protocolo legal para que los grandes buques modifiquen ligeramente el rumbo o aminoren su velocidad y así evitar que embistan a estos animales, que llegan a pesar entre 35 y 40 toneladas.

Los delfines mulares también se encuentran en esta situación, ya que habitan muy próximos a la costa y su población ha menguado de forma notable en los últimos años, hasta el punto de que en la actualidad viven en colonias fragmentadas.

El empeño de los científicos es saber si los ejemplares de las diferentes colonias intentan ponerse en contacto para reproducirse cruzando el Mediterráneo o si se han aislado definitivamente.

Además, el programa pretende establecer censos y conocer los hábitos de otros cetáceos, como los cachalotes, los calderones o los zifios.

Estos últimos son muy difíciles de ver y corren el riesgo de desaparecer, especialmente por los sonares militares que se utilizan en todo el planeta y que los ahuyenta, obligándoles a ascender muy deprisa hacia la superficie cuando se encuentran en las profundidades y causándoles así la muerte por descompresión, informa la Fundación Baleària.

Los cetáceos también se encuentran amenazados por la contaminación que sufren las aguas mediterráneas, por la explotación indiscriminada de los recursos marinos y por la degradación de las costas como consecuencia de la presión urbanística, riesgos que comparten con otras especies marinas que también se están estudiando, como el pez luna, el pez espada y la tortuga boba.

Junto a Esteban, el grupo de expertos del programa, que también goza del apoyo de la Conselleria de Medio Ambiente y de l'Oceanogràfic, está integrado por Juan Eymar, Manuel Castellote, Carles Gago y Miguel Ángel Civera.

Por su parte, los voluntarios que realizan las tareas de observación se nutren de trabajadores de la naviera Baleària y de personas inscritas en la base de datos de la Associació Valenciana de Custòdia i Gestió del Territori (Avinença).