"Estamos utilizando los océanos como vertedero de basura y les estamos quitando el aire para respirar. Las principales amenazas para los mares son la sobrepesca, el cambio climático y la falta de oxígeno", señaló el autor del informe, Jochen Lamp.

El mar con la mayor superficie "muerta" es el Báltico, con un total de 42.000 kilómetros cuadrados, y de hasta 90.000 kilómetros en los peores momentos de crisis, pero también en el golfo de México, el Mar Negro y el Adriático hay grandes zonas de fondo marino asfixiado, fundamentalmente por los vertidos de pesticidas.

La asfixia llega a través de las aguas de los ríos, que transportan grandes cantidades de fósforo y nitratos hasta los océanos.

Estos fertilizantes impulsan al comienzo el crecimiento de la flora marina y de las algas, pero acaban provocando la extinción de los organismos y la falta de oxígeno. Los peces mueren o acaban desplazándose hacia otras regiones.

"Antes el Mar Báltico era de aguas claras. Hoy está turbio y sobre-fertilizado, pese a todo intento por salvarlo. La limpieza de los mares debe por tanto convertirse en prioridad de todos los gobiernos ribereños", sostuvo Lamp, quien añadió que el Báltico contiene hoy cuatro veces más fósforo y nitrógeno que hace cien años.

Las consecuencias de la asfixia de los mares es dramática no sólo desde el punto de vista ecológico, sino también económico, pues supone el fin de la pesca y por tanto del sustento de muchas personas, añade el WWF, que emplazó a la Unión Europea a suspender las subvenciones a la agricultura convencional para frenar la hiper-fertilización de los mares.