En febrero de 2007 el gobierno capitalino desmanteló en ese área, conocido como "La Fortaleza", un conjunto de 144 viviendas populares en el que se comercializaban a diario un promedio de ocho kilos de cocaína y media tonelada de marihuana.

Situado en Tepito, uno de los principales centros capitalinos de contrabando y piratería, en el inmueble se hallaron entre otros objetos cajas fuertes, muros falsos, peculiares murales con Pancho Villa fumando droga, reservas con botellas de cognac y champán, e incluso algún jacuzzi.

Un año y medio después, el solar de 7.000 metros cuadrados, ya vacío, estaba preparado para convertirse en un centro comunitario de atención a las necesidades del barrio, que se calcula atenderá a 50.000 personas por año.

Pero para ello debía someterse primero a un "salvamento" arqueológico a manos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ya que, como la gran mayoría de los terrenos del Centro Histórico de Ciudad de México, su subsuelo esconde un manantial de historia.

El INAH, que comenzó sus trabajos en abril de este año, ha encontrado ya un entierro completo de un niño de entre 4 y 5 años acompañado de dos cajetes -similares a platos hondos-, y un collar con tres cuentas, una de ellas de obsidiana pulida en forma de cabeza de pato, algo típico en los enterramientos infantiles aztecas.

Los restos del niño son analizados por antropólogos forenses para determinar su edad exacta y sexo.

El arqueólogo responsable de la zona, Jorge Cabrera, explicó a EFE que era típico de esta cultura enterrar a las mujeres debajo del fogón del hogar y a los niños cerca.

Cabrera y su equipo han hallado también un basurero asociado probablemente a la familia del pequeño, en el que han aparecido pequeños objetos de gran importancia arqueológica porque muestran cómo se vivía a finales del siglo XV en esta zona acuífera.

Fragmentos de cajetes y molcajetes (matraz de piedra para moler especias); cuencos y platos con diseños que representan águilas, serpientes, flores y grecas; malacates para hilar; fragmentos de sahumadores (utensilios para ahumar), flautas y sonajas, así como figuras de distintas deidades de la cultura azteca son algunos de estos restos.

Asimismo, al excavar se han encontrado elementos constructivos de las casas prehispánicas, como adobe y piedras talladas.

También han sido descubierto núcleos y navajas pequeñas de obsidiana, manos de metate (piedra para moler), agujas hechas de hueso o espinas de pescado, y punzones para la construcción de redes de la época que va de 1100 a 1521, además de restos de peces.

Cabrera indicó que todos estos utensilios revelan que esta región era humilde y vivía de la pesca o de actividades relacionadas con el lago.

La capital mexicana fue fundada en 1521 y cimentada sobre el centro de la gran Tenochtitlan, ciudad y centro ceremonial azteca, que se encontraba asentada en un islote y las riveras de un gran lago.

La colonia española también llegó a la región donde se encuentra actualmente Tepito, como revela el relleno hallado, utilizado para desecar la rivera del lago durante dos siglos, compuesto es su mayoría por lebrillos, que son cuencos de barro utilizados por los hospitales y los conventos para contener líquidos.

Éstos poseen monogramas y letras del alfabeto griego, flores y figuras geométricas en el fondo asociadas a cofradías o a los propios conventos.

Sobre éstos se encuentran los cimientos de los edificios construidos en la zona durante los siglos XVII y XVIII, aunque la mayoría fueron derruidos en el terremoto de 1985, en el que murieron al menos 10.000 personas, y fueron sustituidos por nuevos edificios, como el de la "Fortaleza".

Como curiosidad, los arqueólogos hallaron también varios restos que señalan la presencia de una fábrica de cristal -probablemente canicas- en las cercanías.

En los trabajos de campo, que seguirán los próximos tres meses, Cabrera confía en hallar más entierros humanos.