Este satélite, fruto de la colaboración entre europeos y estadounidenses, cartografiará los cambios de nivel de la superficie del océano y producirá datos esenciales para elaborar boletines oceanográficos en tiempo real, parecidos a los meteorológicos, y adelantar previsiones climáticas para un período de hasta nueve meses.

Jason-2 es promovido, por parte europea, por el Centro Nacional de Estudios Espaciales francés (CNES) y Eumetsat y, por parte de Estados Unidos, por la Agencia Espacial (NASA) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), según el jefe de estrategia de Eumetsat, Paul Counet.

El satélite de oceanografía permitirá estudiar los remolinos, las mareas y los fenómenos estacionales climáticos, como el "Niño", y "permitirá salvar vidas, dado que adelantará la predicción de perturbaciones meteorológicas peligrosas", informó el jefe del proyecto de Eumetsat, François Parisot.

Parisot explicó que Jason-2 estará equipado con un altímetro que medirá con una precisión de dos a tres centímetros la altura del satélite con relación al mar, la velocidad del viento y la altura de las olas, y con un radiómetro que detectará las perturbaciones debidas al agua presente en la atmósfera.

Jason-2 será lanzado el 15 de junio sobre el cohete Delta 2 desde la base californiana de Vandenberg (EEUU) y complementará el trabajo de los satélites Topex-Poseidon y Jason-1 y será complementado por otros en el futuro.

"Jason-2 navegará unos meses en la misma órbita que Jason-1, para ajustar los instrumentos de medición a bordo con mayor exactitud", dijo Parisot, que añadió que "después cambiará a su órbita definitiva para cubrir la mayor superficie posible" en combinación con su precursor.

En total, el proyecto costará en torno a 300 millones de euros (unos 460 millones de dólares), compartidos a medias entre las organizaciones estadounidenses y europeas.