En un estudio que publicará el próximo mes de julio la revista JCEM, perteneciente a la Sociedad estadounidense de Endocrinología y difundido hoy, el estudio recuerda que la obesidad está asociada a la resistencia a la insulina, el primer paso a padecer diabetes del tipo 2.

La tipo 2 es la clase de diabetes más común, en la que el organismo no produce suficiente insulina o las células la ignoran, y ésta es necesaria para que el organismo pueda utilizar el azúcar.

El estudio, dirigido por José Manuel Fernández del Real, del Instituto de Investigación Biomédica de Girona y del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Fisiopatología de la Obesidad de la Nutrición (CIBEROBN), muestra que los compuestos similares a la aspirina, denominados salicilatos, aumentan la insulina producida por personas obesas sanas.

En este sentido, Fernández-Real indica que la "administración de salicilato condujo a una reducción de las concentraciones de glucosa en suero".

"Estos descubrimientos subrayan la importancia de realizar más investigaciones sobre el posible beneficio terapéutico de la aspirina en la lucha contra la diabetes tipo 2", subrayó el citado investigador.

Para su estudio, Fernández-Real y otros investigadores como Abel López Bermejo, Ana Belén Ropero, Sandra Piquer, Judit Bassols, Roser Casamitjana, Roman Gomis, Eva Arnaiz, Iñaki Pérez y Wilfredo Ricart, analizaron los efectos del triflusal, derivado del salicilato.

La prueba fue realizada sobre nueve hombres y 29 mujeres con una edad media de 48 años y un índice medio de masa corporal de un 33,9 que, a lo largo de tres y cuatro semanas, recibieron diariamente una dosis de 600 miligramos, en un caso, de 900, en otro, o placebo, en el tercero.

En este sentido, los investigadores averiguaron que la sensibilidad a la insulina no cambió de forma significativa durante el estudio y su secreción, sin embargo, aumentó de forma significativa en relación al tamaño de la dosis.

Por último, los científicos también llevaron a cabo estudios en laboratorios sobre células productoras de insulina en ratones y humanos.

En dichos análisis llegaron a la conclusión de que el triflusal incrementaba de forma significativa la insulina segregada por estas células.