"Los motores de la nave espacial funcionaron durante 739 segundos, tiempo durante el cual la altura media de la órbita de la EEI fue elevada de 338 a 342,6 kilómetros", señaló un portavoz de CCVE, citado por la agencia Interfax.

Se trata de la primera corrección de la órbita de la EEI realizada con ayuda de la nave europea, ya que anteriormente esta maniobra se había efectuado únicamente con ayuda de los motores de los cargueros rusos "Progress" y el módulo de servicio "Zvezdá" y en una sola ocasión con el transbordador estadounidense "Atlantis".

La elevación de la órbita de la plataforma espacial forma parte de los preparativos para el próximo acoplamiento del carguero ruso "Progress M-64" y el transbordador "Discovery", cuyos lanzamientos están previstos para mayo.

El portavoz del CCVE señaló que el 21 de abril se realizó una puesta en marcha de prueba de los motores del "Julio Verne".

"La corrección preliminar se desarrolló sin inconvenientes. La precisión de la corrección resultó incluso superior de lo esperado", señalaron desde la delegación de la Agencia Espacial Europea en Rusia.

Habitualmente, la altura de órbita promedio de la EEI oscila entre los 360 y 330 kilómetros, y el ingenio pierde entre 100 y 150 metros de altura cada día debido a la gravitación terrestre, la actividad solar y otros factores.

Los cargueros y transbordadores también pueden modificar la orientación de EEI con respecto al Sol, su inclinación en relación al eje terrestre, su período de rotación en torno a la Tierra y su velocidad de vuelo.

La órbita de la plataforma espacial se ha corregido en varias ocasiones para evitar posibles colisiones con meteoritos, basura espacial o satélites.

El lanzamiento del "Julio Verne" tuvo lugar desde el cosmódromo de Kurú, en la Guayana Francesa, el pasado 9 de marzo y el carguero se acopló a la EEI el 3 de abril.

La nave llegó a la EEI con equipamiento científico, alimentos, agua y oxígeno para los tripulantes de la plataforma orbital.

El "Julio Verne" permanecerá acoplado durante más de cuatro meses, tras lo cual será desenganchado e iniciará su vuelo autónomo para hundirse finalmente en el denominado "cementerio de naves espaciales" en el océano Pacífico, situado a 3.000 kilómetros de Nueva Zelanda, en una zona libre de navegación marítima.

El carguero liberará a la plataforma orbital de hasta 6.400 kilogramos de basura y equipamiento científico obsoleto.