La investigación, llevada a cabo por el Instituto Politécnico de la ciudad neoyorquina de Troy (EEUU), revela que la superficie de las placas de hielo del Antártico aumentó considerablemente a raíz de dicho enfriamiento del planeta, que ocurrió durante el período conocido como de transición Eoceno-Oligoceno.

De este modo, la Tierra llegó a tener por aquel entonces un 25 por ciento más de la masa de hielo que actualmente existe en el polo sur, en un cambio climático que derivó en una disminución de dos grados centígrados de la temperatura del agua de las profundidades oceánicas.

La transformación climática del planeta, producida a lo largo de tres breves etapas geológicas, provocó también una gran bajada del nivel del mar, que llegó a decrecer en 100 metros tras quedar gran parte del agua almacenada en las placas de hielo del Antártico.

La investigación, liderada por la científica Miriam Katz, partió del análisis de los sedimentos marinos -y concretamente de los rastros de las conchas de los moluscos que vivieron entonces- lo que permitió identificar dos bajadas de temperatura del agua de las profundidades oceánicas resultantes del enfriamiento del clima en general.