El sistema almacena una gran cantidad de trayectorias que a lo largo del día recorren en el interior de una ciudad personas que llevan consigo un teléfono móvil con tecnología GPS, gracias a los datos proporcionados por las compañías telefónicas.

Posteriormente, un programa de análisis, en el que trabaja el equipo de la Universidad Politécnica, las analiza y las representa sobre mapas de flujo para desarrollar técnicas y sistemas automatizados que descubran los patrones del movimiento humano en las ciudades, garantizando la privacidad de las personas.

Ya se han realizado experiencias piloto en ciudades europeas como Milán, donde se analizó la trayectoria de 300.000 ciudadanos que prestaron su consentimiento para medir la efectividad de la restricción del tráfico en el centro para reducir la contaminación, explicó a EFE Mónica Wachowicz, codirectora del equipo español que participa en el proyecto.

En Amsterdam, donde el sistema siguió durante dos días la trayectoria de 300 niños voluntarios de entre nueve y diez años, se descubrió que un grupo jugaba en un lugar peligroso, encima de un canal y se adoptaron medidas de seguridad.

En otro caso se consiguió mejorar los accesos a un parque público observando cómo llegaban a éste los ciudadanos que habían prestado su consentimiento a ser "seguidos".

Uno de los retos del sistema es garantizar la privacidad de los ciudadanos, ya que los datos obtenidos pueden revelar información sensible, y si bien los datos son anónimos en el momento del análisis, éstos no lo son para las compañías telefónicas que los recaban.

El sistema para garantizar el anonimato de los usuarios que diseña el equipo de Wachowick también podría implantarse de forma genérica en las compañías telefónicas, aseguró la investigadora.

Otro de los retos es poder analizar los datos en tiempo real, ya que hasta ahora los datos se estudian de forma posterior a su obtención.