Desde 1994 Japón ha cazado ballenas con argumentos de investigación científica, como el de detectar los cambios en la población de ballenas minke y sus efectos en el mar.

La Agencia de Pesca ha publicado en el pasado diversas investigaciones que aseguran que las ballenas minke consumen grandes cantidades de pescado.

Un año después de que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) impusiera su moratoria a la comercialización de ballenas en 1986, Japón comenzó a cazar esos cetáceos con fines científicos.

La CBI permite que se capturen unas mil ballenas al año con esa finalidad y, en dos décadas, los balleneros nipones han cazado más de 10.000 ballenas.

Japón caza habitualmente ballenas en el océano Antártico, donde activistas de grupos ecologistas han atacado en varias ocasiones a los barcos balleneros.

El Gobierno nipón vende para el consumo la carne de ballena que caza el Instituto de Investigación de Cetáceos, comisionado para destinar esas capturas con fines científicos.

Según el Instituto de Investigación de Cetáceos de Japón, cada año se venden en este país 5.560 toneladas de carne de ballena, valoradas en 5.500 millones de yenes (unos 35 millones de euros).