Hay películas que son tan buenas como sus protagonistas. Ocurría con "Forrest Gump" y sucede también con "Doña Clara", cuyo resultado justifica la manida frase de que con otra actriz habría sido diferente. Sonia Braga es el alma de una producción que gustará porque apela a la resistencia, a la defensa del ser frente al tener, al respeto ganado a pulso tras una vida coherente.
La batalla personal de la protagonista se convierte también en símbolo de una guerra social: una mujer sola, pero querida, contra un promotor inmobiliario que considera que algo tan íntimo como un hogar puede ser reemplazable. Por todas esas virtudes éticas y por su carismática protagonista, una pieza recomendable.