El Sendeiro dos Muíños do Folón e do Picón, en el concello de O Rosal, permite conocer una de las más importantes concentraciones de molinos fluviales de Europa. Dispuestos como molinos hermanos de forma encadenada en una topografía de vertiginosa pendiente, conforman un paisaje y un patrimonio único. Los ingenios hidráulicos -declarados Bien de Interés Cultural- repartidos entre las dos laderas están enlazados a través de una ruta circular de trazado perfectamente señalizado que dura aproximadamente dos horas con un nivel fácil de dificultad.

El conjunto de molinos constituye un ejemplo modélico de integración en el paisaje de una actividad tradicional, en este caso la molienda, donde la naturaleza agreste fue aprovechada sabiamente en beneficio del hombre. Los muiños responden a una tipología de cubierta a un agua y planta rectangular. Son especialmente interesantes algunas inscripciones presentes en jambas, dinteles o ventanas que en muchos servían de protección contra el mal de ojo.

Hubo un tiempo en que estos molinos no paraban de moler, incluso hoy algunos siguen girando sus muelas igual que antaño para deleite de los muchos visitantes que reciben. La datación más antigua -aún puede verse en uno de los dinteles- está fechada en 1715, pero su historia va más allá puesto que en documentos del siglo XVII ya se mencionan estos ingenios. A lo largo del camino van apareciendo los signos inconfundibles de esta ruta de la molienda, como los cortes en la piedra hechos a base de afilar los cuchillos o las huellas de las ruedas de carros. En vanos y paredes, tanto exteriores como interiores, e incluso en las "moas", los canteiros dejaron sus marcas, mientras dueños y arrendatarios grabaron cruces, fechas, nombres y figuras, todas con una función protectora sobre el molino y sus usuarios.

Los caballos fueron indispensables para cargar el grano y la harina hasta estas construcciones y todavía puede verse el camino zigzagueante para los animales y el trayecto escalonado para la gente, así como numerosas pías a la puerta de los ingenios que servían para dar de comer y beber a los equinos. Eran caballos de la raza autóctona gallega que aún vive libre en algunas zonas del territorio. Los molinos están enmarcados por hermosas vistas del Miño.