En Galicia los recuerdos no precisan de formol para preservarse. El agua dulce del embalse de Lindoso, bien regada, eso sí, con las lágrimas vertidas por quienes tuvieron que renunciar a su pasado en nombre del progreso, esconde en su regazo las piedras de la memoria, entre las que bucean los realizadores César Souto y Luis Avilés. No necesitan escafandra estos arqueólogos del pasado reciente: los vídeos grabados por algún vecino ante el apocalipsis anunciado sirven ahora para proyectar la sombra platónica de lo que fue y cotejarla con la evocación de quienes vivieron la terrible amputación de su lugar en el mundo. Gracias a Souto y a Avilés y a un documental que desborda emoción y dignidad, las aldeas de Aceredo y Buscalque escapan, por un momento, de su destino bajo el Limia, el río del olvido. Porque hay historias que nunca deberían extraviarse y esta es una de ellas.