Iba a ser un documental normal, si es que algo relacionado con el proceso creativo de Nick Cave puede ser normal, y relatar el proceso de grabación de su nuevo disco con "The bad seeds". Sin embargo, en el camino Cave -y de paso el realizador, Andrew Dominik- se tropezó con lo peor que le puede ocurrir a un padre:_la muerte de un hijo de 15 años en un accidente.
Por eso ante "One more time with feeling" el espectador tiene todo el tiempo la sensación de estar ante un strip-tease del alma, bellísimo y luctuoso, que resulta más atrevido e invasivo que cualquier desnudo integral porque apela directamente al corazón, como las letras de las hermosas y lacerantes canciones que sirven a su protagonista de analgésicos para la pena.
Además de belleza, poesía y buena música, este documental también aporta magníficas reflexiones y un deseo que trasciende la pantalla: ser feliz.
