A veces ficción y realidad se confunden, se mezclan el mundo de los muertos y de los vivos, el documental y la poesía. Así ocurre en "Bella y perdida", metáfora de un país, Italia, y título que esconde una original propuesta que deja un regusto a melancolía, candor y profundidad.
El prometedor Pietro Marcello iba a filmar, como un episodio de una obra más amplio, al pastor Tommaso Cestrone, que se empeñó en rescatar un palacio borbónico condenado a ser un vertedero. La muerte de este héroe de un rural en descomposición hizo virar hacia él la propuesta. Su empeño en salvar a una cría de búfalo macho (inútil a los ojos de la sociedad) del matadero es el hilo de una lucha épica a caballo entre lo terrenal y los sueños. Marcello dirige un sentido toque de atención sobre la belleza por sí misma y el entrelazado destino del ser humano y la naturaleza.