Hay películas que tienen los ingredientes básicos para gustar. Confeccionadas para rememorar algún personaje olvidado de la historia, de esos que pasaron desapercibidos pero que lograron grandes cosas, y otorgarle un pequeño altar en el imaginario popular. Con profesor que huye de un secreto pasado y a unos niños que no saben muy bien qué será de su futuro pero que se entregan a él. Que combina la persecución política con la honorable ansia de superación deportiva (en este caso en la esgrima). Y si además se cuenta de forma entrañable y de propina se incluyen unas gotas de romance se obtiene "La clase de esgrima", que peca de muchos tópicos, aunque se deja querer y además aporta una necesaria reflexión sobre la opresión y el miedo.