Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¡Que viene, que viene!

Más de cuatro décadas después del estreno de la obra maestra de Spielberg, el subgénero de tiburones no está ni mucho menos escuálido. El español Jaume Collet-Serra dirige a una surfera Blake Lively en "Infierno azul". El "gran blanco" regresa a la pantalla

Óscar Jaenada. // Vince Valitutti

Para "Indiewire" es la mejor película de tiburones desde "Tiburón" (1975); y para "The Guardian", una "obra maestra menor" que consagra al español Jaume Collet-Serra como director "de culto". "Infierno azul" parte de una premisa manida y algo burda, pero ofrece -dicen- dosis de tensión más que bienvenidas en la cartelera de verano.

La "Gossip girl" Blake Lively encarna a una surfista que está haciendo surf en una playa alejada cuando sufre el ataque de un gran tiburón blanco. Aislada en una roca a apenas 200 metros de la costa, debe recurrir a todo su ingenio y fortaleza para sobrevivir. "La película trata sobre la fuerza para sobrevivir, la fuerza de voluntad -dice la actriz estadounidense-. Nancy lucha por seguir viva de una forma verdaderamente increíble".

Conocido sobre todo por sus películas de acción con Liam Neeson, "Sin identidad" (2011), "Non-Stop (Sin escalas)" (2014) y "Una noche para sobrevivir" (2015), Jaume Collet-Serra vuelve a poner a su protagonista al límite. "Blake Lively no solo es muy agradable, sino que es muy dura, muy lista y tiene muchos recursos", afirma el cineasta catalán. "Esos son los rasgos que queríamos que exhibiera Nancy". "Nancy estudia Medicina, lo que le resultará muy útil cuando se encuentre desangrándose en una roca en pleno mar", replica la actriz.

La actriz californiana, de 28 años, tuvo que aprender a hacer surf -más o menos- y prepararse a fondo para soportar las exigencias físicas del papel. No tuvo una doble hasta las dos últimas semanas de rodaje, aunque contó con una surfista de alto nivel, Isabella Nichols, para sustituirla en las escenas de surf más técnicas.

Se da la circunstancia de que Lively estuvo hace seis años buceando con grandes tiburones blancos en Sudáfrica. "Fue increíblemente revelador -explica-, porque los grandes tiburones blancos siempre me habían aterrado pero, al estar en el agua con ellos, en su hábitat, no parecen enormes criaturas monstruosas, sino que son hermosos, pacíficos y serenos. El tiburón es una criatura extraordinaria que trata simplemente de sobrevivir, al igual que Nancy".

Aquella experiencia nadando cara a cara con tiburones blancos también reafirmó las ideas conservacionistas de la actriz. "Se ha convertido a los tiburones en villanos, la gente los ve como crueles y aterradores, como monstruos, pero no son nada de eso. Nancy siente gran compasión por el tiburón, incluso mientras lucha por sobrevivir. Nancy tiene esa revelación cuando ve que fueron los humanos los que hicieron daño primero al tiburón. Le han dado caza. Brutalmente. Y no por supervivencia, sino por placer".

El también español Óscar Jaenada, conocido por haber dado vida magistralmente a Camarón de la Isla y a Cantinflas, completa la cuota española de la película. Encarna a un australiana que sirve de guía a Nancy para llegar a la playa. "Es quien conoce el camino para llegar a ese lugar, es una playa muy bien escondida y resulta bastante difícil de encontrar", explica Jaenada. "Más tarde, se da cuenta de que está pasando algo en esa playa y decide ir a ver".

La playa donde se desarrolla la historia es ciertamente remota. La localización principal de la película fue la isla de Lord Howe, situada a unas 600 millas náuticas al este de Sídney. Según los productores es uno de los pocos parajes naturales vírgenes y no explotados por el hombre que quedan en el planeta, y protegido como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. "Cuatro fotogramas en esa playa valen más que dos horas de otra playa que no sea perfecta'", asegura Collet-Serra.

Filmar una película donde no se ha filmado nunca ninguna supuso todo un desafío para el equipo de rodaje. En la isla solo viven 350 personas y hay solamente 400 camas para huéspedes. No hay cobertura móvil, apenas hay Wi-Fi y circulan muy pocos coches.

Además de almejas gigantes, tortugas marinas, peces payaso, peces león, atunes, peces reales, peces mariposa y peces napoleón, el equipo de rodaje se encontró con alguna fauna amenazante: tuvieron que utilizar escudos contra tiburones para evitar que se metieran escualos de verdad en la zona donde filmaban.

El bicho en cuestión no se ve bien durante buena parte del filme, algo que contribuye a aumentar la tensión. "Quería que el tiburón fuera una presencia durante la mitad de la película", explica Collet-Serra. "Quería desvelarlo poco a poco, y que luego fuera como una fuerza de la naturaleza. Mi razonamiento es que si Nancy no consigue ver bien al tiburón, entonces los espectadores tampoco deberían poder verlo bien".

El tiburón blanco ya no es un modelo físico, como el que utilizó Steven Spielberg, sino una creación digital. Collet-Serra decidió que fuese un tiburón hembra, ya que son más grandes y la mayoría presentan cicatrices producto del apareamiento, que les confieren un aspecto más terrorífico.

Otro animal cobra protagonismo en la película, una gaviota llamada Sully a la que consiguieron adiestrar, cómo no, a base de comida.

Probablemente Collet-Serra, uno de los directores españoles que se está haciendo un nombre en Hollywood, junto a Juan Antonio Bayona, piense en "Waterworld" al recordar las películas rodadas en el mar que se convirtieron en una pesadilla: "El problema es que la naturaleza, especialmente cuando estás en una isla y cerca del agua, cambia cada cinco minutos".

Nacido solo un año antes del estreno de "Tiburón", Jaume Collet-Serra ya ha colocado "Infierno azul" entre los títulos más destacados del subgénero escuálido. Veremos si el pez grande, su tiburón, se come al pez chico, Dory (Pixar), en la cartelera española.

Compartir el artículo

stats