El cine empezó por la imagen y el sonido, que se añadió después, nunca fue capaz de arrebatarle el protagonismo. Obras como "The artist" o "Blancanieves" ya demostraron cómo lo que entra por los ojos puede bastar. Cuesta imaginarse a Tarantino con la boca cerrada, pero Miroslav Slanoshpitsky lo ha hecho, al menos para quienes no entiendan el lenguaje de signos, el único que se habla en "The tribe". Incluso así, el espectador, desconcertado al principio, puede seguir la retorcida y brutal historia, si la truculencia de algunas escenas no le hace girar la cara.
La osadía del ucraniano, pionero en un experimento de estas características, dejó mudo a Cannes, donde le otorgaron el premio a la mejor película en la semana de la crítica, y es altamente recomendable para aficionados al cine.
