Las palabras madre y mundo empiezan, en español, por la misma letra, afortunada casualidad que sirve para sintetizar una película emocionante, lúcida y perturbadora que bien merecía llevarse algo más que el Oscar a la mejor protagonista. Aunque el de Larson esté de sobras ganado, la aportación de Jacob Tremblay, que tenía ocho años en el rodaje, en el resultado final es incalculable.
Aunque a estas alturas quizás ya muchos conozcan el misterio, "La habitación", como "Calle Cloverfield 10", es de esas películas que se disfrutan más si no son desveladas para que el espectador pueda descubrir sin prejuicios todo el cóctel de emociones que la película, aparentemente modesta, transmite, y que oferta la gama completa, desde el horror al amor, desde la beatitud a la tensión. De lo mejor del año.