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¡García!, el nuevo-viejo héroe español

En los tiempos de la novela gráfica, un héroe de nuestro pasado regresa para poner las cosas en su sitio. Ya nada es lo mismo, y a un nuevo Roberto Alcázar le sienta bien el siglo XXI

Portada del cómic "¡García!", de Santiago García y Luis Bustos.

Hace aproximadamente medio año salía a la calle el primer tomo de "¡García!", de Santiago García y Luis Bustos. La historia quedaba parada en un punto álgido, a la espera de una conclusión. No ha habido que esperar demasiado, afortunadamente, para poder leer la conclusión de esta historia que bucea entre la acción y la reflexión.

García, ese héroe sin tacha, sin dobleces y fachorra porque proviene de ese mundo del tebeo de aventuras y de aquella España, es un hombre de acción, bueno por ética y por naturaleza, implacable por ADN (el protagonista de esta novela gráfica bipartita se trata de una indisimulada puesta al día de Roberto Alcázar y Pedrín, los expeditivos tebeos de Puerto y Vañó), pero dotado de una nueva tragedia. Retornando al presente como le sucedió al Capitán América, su resurrección resulta quizá mucho más traumática que la del superhéroe. Después de todo, García debe afrontar no solamente una nueva sociedad, si no un regimen político nuevo para él. Que no más apacible.

Distopía

En la distopía ideada por Santiago García nos encontramos con una España muy parecida a la actual, peo teñida de esperpento bajo la forma del thriller político. El guionista aprovecha la historieta y el género de aventuras para diseccionar no tanto el sistema como el momento de tensión social y política actual, y lo lleva al límite. En esta segunda parte, además, ofrece un ejercicio de estilo con la narración no lineal soberbio. Y la obra se beneficia de un gigante: Luis Bustos lleva varios cómics haciéndose un lugar en el podio de los más destacados autores de historieta del país. Esta segunda entrega de "¡García!" rubrica la categoría y desborda al lector con su increíble fluidez y su capacidad de recordar a tantos autores para evidenciar solo una cosa: su estilo es incomparable y desmerecería la retahíla de influencias, porque solo son eso.

Dos grandes creadores, compenetradísimos, han entregado uno de los cómics de la temporada. Además, y por respecular: la obra permite que sea una serie. ¡La serie abierta de la novela gráfica, España se rompe!

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