Canta Tincho Fernán en la canción "Aprender a volar" a aquellos que deciden abandonar una vida acomodada dejándose llevar por la intuición... o por el corazón. Algo así hizo este músico uruguayo, informático de profesión, hace nueve años, cuando abandonó su Uruguay natal y se vino a vivir Vigo, en principio "por un par de piernas", como él dice, y después para establecerse aquí y perseguir su pasión, la música. "Nunca es demasiado tarde", se titula su segundo trabajo de este nieto de gallegos de A Pontenova (Lugo). El álbum, ya a la venta, está producido por el prestigioso Javier Abreu (Los Piratas, Jerry González, Best Boy) y cuenta con las colaboraciones, a la guitarra, de Pablo Novoa y Eladio Santos, entre otros. Mañana (23.00 horas) lo presenta en la sala viguesa El Ensanche, con entradas a 6 y 8 euros.
Tincho Fernán, cuyo verdadero nombre es Martín Fernández -"ni mi madre me llama Martín", aclara-, tuvo su primera experiencia musical en Uruguay, y ya en Vigo se unió a un grupo de músicos uruguayos que había teloneado a Coti, Arcanos. Lograron meter una canción en el recopilatorio Maketón Estrella Galicia de 2011, pero la formación se disolvió, y entonces decidió trabajar en solitario. "Many Moure (Los Toreros Muertos) fue quien me empujó -comenta-, le decía que le gustaban mis canciones".
Las influencias de Tincho tienen que ver con el rock argentino que escuchó en su adolescencia: Fito Páez, Charly García, Soda Stereo... "Y grupos uruguayos: el país es chico y te cruzas hasta con los más conocidos. A No Te Va A Gustar (NTVAG) los teloneé en La Fábrica de Chocolate. Me gusta mucho Jorge Drexler y la parte compositiva de Eladio Santos".
En 2013 publicó "Por el camino", un primer trabajo autoproducido, y tres años después vuelve con un gran productor, Javier Abreu, "el mejor", como él mismo dice. "Pasó la barrera [entre el anonimato y el éxito] con Los Piratas. Esperé una semana a que me dijera que sí".
El resultado es un disco "súper positivo", aunque una de las canciones, "Llegaste así", hable de los emigrantes que llegan en patera o que logran saltar la valla en la frontera para buscarse la vida en España. Tincho pasó por un trance similar, aunque un "golpe de suerte" y la ayuda de amigos le permitieron establecerse y trabajar en España.
Las letras abordan también la nostalgia por Uruguay ("La Paloma"), la superación definitiva de una antigua relación sentimental ("Buena suerte") y el amor romántico ("Ay, amor").
En cuanto al sonido, reconoce que es "más pop y menos latino" que el anterior, aunque perduran los tambores a ritmo de candombe, típico de Uruguay. Carlos Gil (Teclados), Federico Welicki (bajo), Suso Feixón (batería), Adrián Cunha (guitarra) y Nuria González (coros) forman el núcleo de su banda, un grupo de músicos que Tincho define como "de clase A".
Al variado sonido del disco han contribuido también las guitarras de Pablo Novoa (Iván Ferreiro), Eladio Santos (Eladio y Los Seres Queridos), Diego Pacheco, Juanma Ons (Cool Funeral, Phantom Club), Lorenzo Boo (Diana Tarín Band) y Guillermo Gagliardi (The Soul Jacket).
Nadie podría contar con tal elenco de colaboradores si no se hiciese querer dentro de la acogedora escena musical viguesa. "Hay grupos que tocan una vez al año y son brutales -dice Tincho-. El otro día vi a los Pontiaks [la banda de rockabilly y surf de Billy King] y son increíbles. Tal vez va poca gente a cada uno de los conciertos porque hay muchísima oferta en Vigo". Y apunta una conclusión: "Cuanto más grandes, como Pablo Novoa y Eladio, más buena gente son". Se aprende mucho de ellos".
