Los niños hoy conocen más que nunca a los superhéroes, atesoran muñecos, de los que hay una variedad mareante, y juegan a Vengadores los unos con los otros o con sus consolas. Pero parece que ni leen sus cómics (el lugar del que proceden, en definitiva) ni valoran sus historietas. Por otro lado los tebeos del género carecen hoy de interés, albergan poco arte y perpetran espantos inenarrables como "Secret Wars 2015". Siliconas y estiramientos absurdos que no renuevan ni rejuvenecen. Afortunadamente hay autores que sí plantan cara al paisaje desértico con ganas y talento. Son pocos, y por eso debemos hacer ruido cuando aparecen, para destacarlos.
Javier Rodríguez es un autor asturiano crecido en el cómic "indie" patrio y que dio el salto al mercado estadounidense como colorista. Sus trabajos como ilustrador son siempre estilizados y resueltos con habilidad, creciendo encargo a encargo hasta llegar a "Spiderwoman". Un culmen en su carrera. A los guiones, Dennis Hopeless, un escritor fogueado en personajes como Capitán América, que demuestra mucho oficio en este tebeo de la mujer araña (un subproducto nacido en los años setenta con al intención, nada más, de evitar que una competencia se hiciera con los derechos del nombre).
Lo que Hopeless entrega es un llano divertimento con una historia intrigante, una que arrastra tanto por la construcción del relato, escondiendo y dosificando información, como por unos textos bien construidos para un personaje que siempre fue bastante plano. Con su esmerada caracterización Spiderwoman podrá llegar a ser un icono con su propia personalidad encumbrándose como uno de los importantes en Marvel. Pero de momento estamos en un principio, una serie de episodios de aventuras con un tono desenfadado y hasta humorístico en ocasiones, y con la mencionada intriga: un "quién lo ha hecho" bastante común pero bien construido. Además con mensaje; tebeo ideal para los lectores a que se destina.
Y cumpliendo en lo argumental, "Spiderwoman" saca nota en lo que atañe al trabajo de Javier Rodríguez. Su dibujo parte del naturalismo con un pie en el alternativo americano, y se estiliza para brillar en estos cómics de acción y energía pimpante. Su Spiderwoman es una delicia de diseño renovado, y dibuja una mujer verista, moderna, consciente de sus limitaciones. Más allá del guión cuidado, todos estos atributos los remarca Rodríguez: su dibujo trasluce todo su carácter poniéndolo en expresiones y gestos corporales.
Javier Rodríguez también brilla en la planificación. Hace de "Spiderwoman" una fiesta de formas atrevidas y vibrantes, y de colorido magnífico. Toda una demostración de que merece la pena poner cariño e imaginación en las páginas de un cómic Marvel, porque la página no es la pantalla, y lo que se puede expresar en un cómic nada tiene que ver con lo que se transmite cinematográficamente.
De postre, un número lo dibuja la fantástica Natacha Bustos, otra firma española.
"Spiderwoman" es un entretenimiento con reminiscencias al "Daredevil" de Frank Miller en su faceta más luminosa y hasta cómica. Un trabajo que no debe pasar desapercibido si te gustan aquellos clásicos pero te apetece ver cómo vestirían en 2016.
