Barroca, truculenta, visceral, pero al mismo tiempo fantástica, enciclopédica, exhuberante, espléndida y tan hipnótica y tenebrosa como si Guillermo del Toro filmase una película de Lynch, aunque bastante más irregular y en ocasiones demasiado fría. Así es esta versión coral de los cuentos de Giambattista Basile que realiza Matteo Garrone ("Gomorra") y que no tiene nada de infantil ni para ese tipo de público.
Si las historias combinan la dulzura y la crueldad propia de los narraciones infantiles con cierta armonía, en cambio no encajan tan bien mezcladas entre sí. Pero como artefacto visual, donde la única medida es el exceso, se merece un vistazo curioso.