Es curiosa una cierta corriente de autores con gusto por lo cósmico, la trascendencia y lo infinito, que usan todo ese "octanaje de trascendencia" en tebeos de apariencia bastante humilde, formatos populares y estilos gráficos y narrativos naif. Uno de los más representativos acaba de editarse en España, "Por sus obras les conoceréis" de Jesse Jacobs. El libro lo edita DeHavilland en su sello "La mansión en llamas" y es un objeto para mimarlo, quererlo y sentirlo.
Jacobs realiza en esta novela gráfica una reconstrucción imaginativa de la creación del universo a manos de un pequeño grupo de entidades/dioses. El cómic se empapa de un espíritu híbrido fascinante, a medio camino del juego de niños, Jack Kirby, la trascendencia de inciensario de la Nueva Era y las gamberradas del cómic underground. Y ofrece un relato imaginativo y precioso, donde por encima de sus soluciones argumentales destaca la construcción formal.
Sus imágenes evocan cuadros fractales, trampantojos surrealistas y una fuerte tradición historietística, de contemporáneos como Jesse Moynihan al mencionado Kirby ("Los Eternos", "Los Nuevos Dioses"...) pasando por autores citados por Jacobs mismo, como Marc Bell. Los filtros de Jacobs trituran todos esos referentes y regurgitan una obra gráfica apabullante y estética, de juegos inabarcables con la geometría y las perspectivas, de colores poderosos -una paleta ajustada al rojo y el verde-, ardides que se adaptan como anillo al dedo al contenido del propio cómic. "Al principio no había nada, y entonces los dioses crearon las leyes de la geometría", se podría decir leyendo "Por sus obras le conoceréis". Y con la geometría, la química. Y con su desarrollo, todo, y la vida, por supuesto.
Mitos
El cuento, además de un juego con las formas que ya merece la pena, se divierte, no podía ser de otro modo, con las idea de todo génesis y mito religioso: los dioses son un reflejo de nosotros mismos -o nosotros sus hijos y su imagen reflejada, si prefieres-, y sus historias hablan de nuestros anhelos, nuestras grandezas y nuestras miserias.
Una de las obras del año: queremos más Jacobs, y de paso, más "primitivos cósmicos".