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Cultura trash, sueño americano

Benjamin Marra, figura sobresaliente del nuevo cómic "underground", se estrena en España

Permítaseme una apreciación personal: cuando me enteré de que se publicaba en España Sangre americana, del norteamericano Benjamin Marra, la sensación fue la de esa frase hecha, el "paren máquinas" que otorgamos a un evento que, necesariamente, nos obliga a resetear, replantear agendas y prioridades. Algo potente.

Benjamin Marra es un ilustrador y dibujante de cómics norteamericano cuya obra ha sido mayormente autopublicada bajo su propio sello editorial, Traditional Comics. En la introducción del libro de Marra Sangre americana, que ha puesto a la venta en España Autsaider Cómics, el teórico y guionista Santiago García (coautor de Beowulf con el dibujante gallego David Rubín) comenta respecto al trabajo de Marra que supone una "nostálgica revisión de un modelo de cómics de entretenimiento que, en realidad, nunca han existido y con toda seguridad nunca van a poder existir. Por eso Marra es tan diferente de todos, de los indies, de los artistas, y de los comerciales, y ocupa su propio lugar, si es que ese lugar existe". El comentario es un buen punto de partida para adentrarse en los universos de este libro. Una mirada a vuelo rasante al pulso del gueto urbano, el racismo en Estados Unidos, la farándula de los medios de comunicación, la cultura rock o los clubes de strippers. Los años 1868, 1983, 1991, 2003 y hasta una realidad paralela son los marcos para diversas historias de acción cafre, toques gore, sexo chusco, palabras malsonantes, diálogos acartonados pero a los que no se puede añadir ni quitar una coma, perfectos, y toda la acción destroyer y sin censuras que se perdió en la serie del Equipo A.

Marra emplea así la cultura basura y la cultura pop (de popular) para crear un triturado de underground, escapismo, humor subrepticio y una ironía afiladísima para hablar de su propia cultura y país (ya el título del tomo es revelador de las intenciones críticas que palpitan al fondo de este slapstick a mayor gloria de todo lo políticamente incorrecto).

El estilo del autor remite a nombres de los sesenta y setenta, parece un cruce entre Paul Gulacy (que hacía magníficos tebeos de kung-fu para la Marvel), y Spain Rodríguez, uno de los iconos del comic underground estadounidense. Feísta pero exacto (encuadra como la escena pide que se encuadre, es tosco pero sabe imprimir dinamismo a sus escenas de acción y violencia...), el contenido es perfecto para el continente, unas obras nacidas en papel barato y formato de comic-book grapado, como material deshechable, serie Z de la buena, que en España Autsaider nos brinda en el oropel de un magnífico y exquisito libro. En noviembre, además, insisten con una nueva obra del caballero. Qué mugre todo.

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