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El "streep tease" más íntimo de

Una biografía evoca los comienzos triunfales en teatro, cine y televisión, el drama de perder a su gran amor, sus ideas feministas y su encontronazo con Dustin Hoffman, que la abofeteó y hostigó en un rodaje

Meryl Streep, en su jventud.

Meryl Streep es la actriz total. Admirada y odiada a partes desiguales. Trump la considera sobrevalorada pero ella sigue amontonando nominaciones a los "Oscar". Lleva ya 21. La última, por Los archivos del Pentágono. Ya lo ganó tres veces: Kramer contra Kramer (como actriz de reparto), La decisión de Sophie y La dama de hierro. El periodista Michael Schulman ha rastreado en los primeros años de su vida para una parcial biografía (subtitulada Siempre ella) en la que relata sus comienzos en el teatro, sus éxitos casi instantáneos en el cine y la tragedia de perder a su novio, el actor John Cazale. De ella dijo la exigente crítica Pauline Kael: "Posee la hermosura rubia y de ojos claros de una valquiria; el largo ligeramente excesivo de su nariz confiere a su rostro una distinción que la aleja de la categoría de guapa para incluirla en la de verdadera belleza".

A finales de los años setenta, se apunta en el prólogo, ya era la estudiante modelo de la Escuela de Arte Dramático de Yale; había sido protagonista en Broadway; había encontrado y perdido al amor de su vida, John Cazale; había encontrado al segundo amor de su vida, Don Gummer, y se había casado con él, y había protagonizado Kramer contra Kramer, película por la que ganó su primer 'Oscar': todo ello en menos de diez vertiginosos años. Su inseguridad jugó a su favor: en lugar de encasillarse en papeles femeninos tradicionales, podía interpretar a una extranjera, una excéntrica o una mujer corriente, sumergiéndose en vidas que no tenían nada que ver con su infancia en la suburbana Nueva Jersey. No tenía una belleza clásica al estilo de Elizabeth Taylor ni era una chica normal como Debbie Reynolds. Era todo y nada, un camaleón. Pero había algo que sabía: no era una estrella de cine".

Alcanzó la mayoría de edad durante el ascenso de la segunda ola del feminismo, recuerda el autor, "y su descubrimiento de la actuación estuvo inextricablemente unido a la cuestión de convertirse en mujer. Durante su época de animadora en la Bernards High School, se inspiró en las chicas que veía en las revistas femeninas. Su mundo se amplió en 1967, en el Vassar College, que por entonces era exclusivamente femenino. En el momento de su graduación, ya se permitía el acceso de los hombres a las residencias y ella había interpretado su primer gran papel en La señorita Julia. Una década más tarde, en Kramer contra Kramer, encarnó a una joven madre que tiene la osadía de abandonar a su marido y a su hijo, y que más tarde reaparece y solicita la custodia. La película era, en cierto sentido, una proclama reaccionaria contra la liberación de la mujer. Sin embargo, Streep insistió en convertir a Joanna Kramer no en una arpía, sino en una mujer compleja con aspiraciones y dudas legítimas, y casi se apropia de a película en el proceso".

"Las mujeres actuamos mejor que los hombres", decía la actriz. "¿Por qué? Porque tenemos que hacerlo. Convencer a alguien más poderoso de algo que no quiere saber es una técnica de supervivencia, y es así como han sobrevivido las mujeres durante milenios. Fingir no es solo actuar. Fingir es imaginar posibilidades. Fingir o actuar es una habilidad vital muy valiosa, y todos lo hacemos todo el tiempo. No queremos que nos pillen haciéndolo, pero forma parte de la adaptación de nuestra especie. Cambiamos lo que somos para adaptarnos a las exigencias de nuestra época".

Por las tardes, después de las clases, "llegaba a casa, ponía los discos de Barbra Streisand de sus padres e imitaba cada respiración, cada elevación. Descubrió que no solo podía expresar las emociones de la canción, sino también sus propios sentimientos, que no encajaban con el personaje que interpretaba. A menudo, tener éxito en un ámbito impide tenerlo en otro. Y junto con todas mis elecciones externas, trabajaba en lo que los actores llaman ajuste interior. Ajustaba mi temperamento natural, que tendía, tiende, a ser algo autoritario, un poco dogmático, fuerte (un poco fuerte), repleto de pronunciamientos y efusividad. Y cultivaba premeditadamente la suavidad, la afabilidad, una especie de dulzura natural y jovial, incluso la timidez, si se quiere, que era muy, muy eficaz con los chicos. Pero las chicas no se lo creían. Yo no les gustaba; se daban cuenta de que estaba actuando. Y es probable que tuvieran razón. Pero me había comprometido. No era en modo alguno un ejercicio de cinismo. Estaba desarrollando una atávica técnica de cortejo, de supervivencia".

Superviviente. También en las embestidas de la vida. La muerte de Cazale por un cáncer de pulmón fue la más dura: "Seis meses. Ese fue el tiempo que tardó. Seis meses y pico. El 12 de marzo de 1978, mientras Meryl Streep estaba sentada junto a su cama, moría el amor de su vida. A finales de septiembre, se casó con otro hombre".

Una Streep afligida y enamorada se enteró de un papel en Kramer contra Kramer. "Meryl ya conocía a Dustin Hoffman y no habían terminado nada bien. Mientras aún estudiaba en la escuela de teatro, se había presentado a una audición para una obra de Broadway que dirigía Hoffman. "Soy Dustin (eructo) Hoffman", le dijo, antes de ponerle la mano en el pecho, según ella. 'Menudo cerdo asqueroso', pensó Meryl".

Y llegó el momento más duro de "Kramer contra Kramer": "Dustin y Meryl se colocaron detrás de la puerta del apartamento. Entonces sucedió algo que conmocionó no solo a Meryl, sino a todos los presentes. Justo antes de su entrada, Dustin le propinó a Meryl una fuerte bofetada en la cara y le dejó una marca roja con la forma de su mano. (El director Robert) Benton oyó la bofetada y vio a Meryl irrumpir en el pasillo. 'Estamos acabados. La película se ha terminado. Nos va a denunciar al Sindicato de Actores', pensó. Dustin, improvisando frases, le propinó un bofetón de otro tipo: fuera del ascensor, empezó a provocar a Meryl hablándole de John Cazale, atormentándola con comentarios sobre el cáncer y su muerte. 'La incitaba, la provocaba usando lo que sabía de su vida personal y de John para conseguir la reacción que él creía que ella debía tener en la actuación", recordó Fischoff'".

Y ganó el "Oscar". Se paró en una sala llena de periodistas, con la estatuilla en la mano, e hizo una simple declaración: "Aquí llega una feminista". ¿Cómo se siente?, le preguntó alguien. "Es incomparable", dijo ella, "el latido de mi corazón casi no me deja oír las preguntas.

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