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Vidas paralelas

Se publican las biografías literarias de Alejandro y César, a quienes Plutarco relacionó con su obra maestra

Plutarco de Queronea aportó a la historia de la cultura clásica algunos de los textos más valiosos de filosofía, pedagogía, arqueología, crítica, mitología y literatura. Sus opúsculos reunidos en la obra "Morales" han legado a la posteridad el testimonio de algunos de los hechos históricos y de las costumbres más relevantes de aquella época. En "Vidas paralelas" reunió las biografías de unos cincuenta personajes destacados de aquellos siglos. Los dispuso de dos en dos, uno griego y otro romano, tratando de encontrar similitudes entre ambos. Plutarco conduce la relación entre cada pareja de personajes a sus semejanzas de carácter moral y a sus valores humanos. Así lo hizo con Teseo y Rómulo, fundadores de Atenas y Roma, Demóstenes y Cicerón, grandes oradores en ambas civilizaciones, o los generales Alejandro y César.

Los datos de los protagonistas de las "Vidas paralelas" están muchas veces falseados y potenciados en su dramatismo, para conseguir los propósitos ejemplarizantes que perseguía con las biografías, por lo que la obra de Plutarco no puede ser considerada tanto histórica como literaria, pues la recreación de algunos de los acontecimientos que narra los rodea de elementos novelescos con el fin de provocar en los lectores efectos de emotividad y sugestión. Sobre todo cuando aborda las escenas de la vida familiar e incluso íntima, más propia de la imaginación narrativa del autor que de la descripción verídica de los hechos. Y presta más atención a detalles menores que a hazañas gloriosas. Él mismo lo advierte en el principio de su obra: "Mi propósito no es escribir historias sino vidas".

Las "Vidas paralelas" de Plutarco hay, pues, que leerlas de dos en dos, tal como su autor las concibió para que fuesen divulgadas. La editorial Acantilado acaba de publicar "Vidas de Alejandro y César", tal vez la pareja de personajes históricos más conocida sobre las que Plutarco aplicó su método de paralelismo analítico, aunque estas páginas nos acercan a la historia de César y Alejandro de Macedonia como a la de dos personajes novelescos en cuyas biografías la historia se confunde con el mito.

Cuenta Plutarco que, en una ocasión, durante una de las campañas de César en Iberia, sus amigos lo encontraron llorando mientras leía un escrito sobre Alejandro. Al ser preguntado por la causa de su llanto, respondió: "¿Os parece poco motivo de dolor que Alejandro a mi edad fuera rey sobre tantos, y yo aún no haya hecho nada brillante?". La admiración de César por la figura y la obra de Alejandro, y sus esfuerzos por emularla queda patente en esta respuesta. Pero ha de ser el lector, sobre todo, quien averigüe tras las páginas de Plutarco los paralelismos que el autor observa en sus vidas, ya que en ningún momento lo advierte ni facilita su identificación.

No es difícil en todo caso reparar en los muchos paralelismos que Plutarco expone a lo largo de las biografías de Alejandro y de César, desde sus victorias militares y políticas y la expansión de sus imperios, a sus muertes a manos de personas cercanas en las que ambos confiaban, Antipatro en el caso de Alejandro, que lo envenenó, y Bruto en el de César, que participó en el apuñalamiento que acabó con su vida. También la similitud de la grandeza de sus enemigos, Darío en el caso de Alejandro y Pompeyo en el de César. O en la vida disipada de ambos, sus fiestas y sus mujeres, la exposición de sus vidas a los riesgos de las batallas en las que participaban. Y la confianza de ambos en augures, oráculos, videntes y profetas, así como en la interpretación de sueños, pesadillas y visiones, hasta el punto de encomendarse a ellos en los momentos más decisivos. No es menor la coincidencia en ambos de su amor a la lectura y a la recreación literaria.

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