Nadie en la sede de la Policía Judicial da crédito al testimonio de Arlette, bailarina de un local de striptease en Pigalle que acude a a la comisaría a las cuatro y media de la madrugada, borracha, asegurando haber oído a un tal Oscar confesar su intención de asesinar a una condesa. El caso solo llega a oídos de Maigret cuando, poco después de la inesperada aparición de Arlette en la comisaría, se halla su cuerpo sin vida y, horas más tarde, el de una condesa: ambas han sido estranguladas en sus domicilios. Una trama brillante de la que se hará cargo el propio Maigret.