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Entre la ambición y el autoritarismo

Evan Osnos teje por medio de las historias de sus personajes un retrato colosal de la transformación china

China: la edad de la ambición | EVAN OSNOS | Malpaso, 528 páginas

Decir que China se ha transformado en las últimas décadas puede resultar un eufemismo. El antiguo enfermo de Asia es ahora la segunda economía más grande del mundo, y su comercio con otros países mayor al de cualquier otra nación.

En 1989, cuando millones de chinos se manifestaban por la libertad y contra la corrupción en las manifestaciones que terminaron en la plaza de Tiananmen, el producto interior bruto de China, era casi veinte veces inferior al actual. Los universitarios que se graduaban tenían salarios mensuales que apenas rozaban un promedio de cien dólares, en la actualidad todos ellos disponen, al menos, de un apartamento y cuentan con una televisión de pantalla plana más grande que cualquier coche utilitario occidental.

Del Tercer Mundo a potencia mundial

Pero este viaje del Tercer Mundo a potencia mundial no ha estado exento de inconvenientes. China produce más dióxido de carbono que cualquier otro país del planeta: su aire, suelo y agua desprenden sustancias tóxicas; la brecha entre ricos y pobres es más grande que la que existe en Estados Unidos, y, mientras que las reformas económicas avanzan, los chinos son perseguidos y conducidos a la cárcel por decir lo que piensan. Como sostiene Evan Osnos (Londres, 1976), en China existe la colisión de dos fuerzas: la aspiración y el autoritarismo.

En las páginas del "New Yorker", Osnos, un laureado corresponsal, ganador del Pulitzer y del Osborn Elliot, ha retratado y explicado el fenómeno chino mejor que cualquier otro escritor del Oeste y del Este. En China: la edad de la ambición, libro por el que ha obtenido el National Book Award, Osnos da un paso más allá, iluminando la edad dorada de un país, sus apetitos, desafíos y dilemas, como nadie lo ha hecho hasta ahora. Dos asuntos le llaman poderosamente la atención. El primero es el hambre. China vive un "etapa voraz", escribe al principio del libro. Y es un hambre que no sólo tiene que ver con la carne, cuyo consumo ha aumentado seis veces desde la década de 1970. Después de 40 años de callejón sin salida, el nuevo maoísmo está peinando el mundo de los productos básicos, la riqueza, las experiencias y el respeto a los derechos humanos. El segundo asunto primordial son los objetivos, las aspiraciones. Los chinos se han embarcado en el gran viaje, uniéndose a la migración más grande en la historia humana. No únicamente en términos físicos. El libro está salpicado de historias de personajes que se aventuran en expediciones espirituales, económicas, emocionales y filosóficas que han transformado sus vidas y el mundo tal como lo conocemos. Todo ha sucedido demasiado rápido. Los chinos han abrazado la idea de que pueden ser los agentes de su propio destino con una prontitud que tal vez sólo un observador estadounidense realmente podría entender. A un europeo le costaría mucho más trabajo.

El mayor mérito de China: la edad de la ambición, que acaba de publicar El Hombre del Tres, de Malpaso Ediciones, está en cómo Osnos se muestra crítico tratando de eludir que lo comparen con un agente prooccidental y, a la vez, que lo confundan con un apologista ingenuo de China. ¿Es posible escribir convincentemente sobre un país del tamaño y la historia de este, sin condensar sus complejidades en una única versión de la verdad? Estas son preguntas a las que se enfrentan muchos periodistas, escritores y artistas, y que el propio Osnos afronta desde el primer instante. Para ello utiliza las técnicas de siempre del reporterismo: permite que los personajes de sus historias hablen por sí mismos al igual que hace con las situaciones. Elaborado a partir del material de ocho años como corresponsal del "New Yorker", el libro está a medio camino entre el trabajo del reportero y el de un académico estudioso de los cambios sociales.

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