La Historia es una sucesión de misterios y todo historiador es una especie de detective que trabaja para intentar desentrañar esa enigmática maraña. Lo hace interpretando, reconstruyendo los ovillos de lana extendidos y cruzados, de los que ha tomado alguno de los extremos para ir enredándolos con el deseo de devolverlos a su estado original. Proceso que trata de dotar de sentido para sus contemporáneos, aunque no siempre lo consiga. El pasado está lleno de esguinces, de sucesos o comportamientos que no alcanzamos a comprender del todo, unas veces por falta de fuentes fiables, otras porque los hechos han sido deliberada e interesadamente deformados o inventados, y casi siempre porque los contextos han sufrido profundas transformaciones que hacen incomprensibles las acciones de las personas del pasado para las del presente. Carlos J. Taranilla de la Varga lleva años dedicado a la necesaria divulgación histórica. Para Almuzara, la misma editorial en la que publica ahora estos Grandes enigmas y misterios de la Historia, preparó también recientemente Grandes mitos y leyendas de la Historia.
El autor establece un criterio diferenciador entre ambos títulos y nos aclara que, aunque los dos puedan entenderse como complementarios, hay en este segundo libro una gran diferencia con el anterior, ya que los contenidos del primero, pese a tener "su raíz en acontecimientos de un pasado remoto, carecen de rigor histórico, son, digamos, una recreación de sucesos maravillosos, trágicos, felices o tremendos, pero ocurridos fuera del campo de lo real", pues se trataba allí de poner luz sobre mitos y leyendas. "Por el contrario, los misterios y enigmas hacen referencia a hechos que han tenido lugar tanto en tiempos antiquísimos como recientes, cuya explicación no se ha ofrecido de una manera racional o científica que no deje lugar a dudas". Sin embargo, como él mismo reconoce, muchos de los temas que trata, sobre todo los de origen religioso o literario, no se ajustan más a este patrón que los mitos o las leyendas. Así, en el capítulo donde habla de la "estrella de Belén", con cierta ironía, concluye: "Está dentro de lo probable que unos magos o astrólogos mesopotámicos o persas, después de haber observado la infrecuente conjunción interplanetaria, o bien el brillo inusual de una estrella en el firmamento, decidieran seguir su rumbo y llegasen así a la ciudad de Belén, donde, según la Biblia, se produjo el nacimiento del Mesías. ¿Casualidad o intervención divina? Depende de lo escéptico que pueda llegar a ser nuestro punto de vista".
Con ese espíritu entre entusiasta y jocoso recorre más de cien casos que van desde las "muertes extrañas" -las de Tutankamón y Hitler, pero también las de Bruce Lee, los Kennedy o Marilyn- a los "enigmas del arte", pasando por los de la guerra, la geografía -el triángulo de las Bermudas- la tecnología -la máquina Enigma- o las profecías - Nostradamus-, todo ello contado, como señala José María Merino en el amical prólogo, con una "clara y bien desarrollada exposición, que procura aportar al enigma la mayor cantidad posible de datos". Es así como el ampuloso Grandes misterios y enigmas de la Historia se convierte en un entretenido vademécum sobre temas más o menos insolubles, poco claros, resueltos a medias o sin resolver.
