Una mañana de febrero, un desconocido telefonea al inspector Maigret: afirma que unos hombres le persiguen desde la noche anterior y está convencido de que su vida corre peligro. La llamada se interumpe y se repite desde varios cafés de París, hasta que finalmente el teléfono deja de sonar. Esa misma noche, aparece el cadáver de un joven con el rostro desfigurado en Place de la Concorde, y Maigret está convencido de que se trata del mismo hombre que lo ha telefoneado.El inspector siente que debe ocuparse personalmente de ese muerto.