Hacia 1930, un editor alemán le pide a un autor de ensayos políticos que escriba una novela de amor para compensar las pobres ventas de sus anteriores libros. El escritor, casualmente llamado Thucholsky, accede a los deseos del editor y escribe una novela. En ella cuenta la historia de dos amantes, Kurt y Lydia, que veranean en un lugar tranquilo e idílico de Suecia, el castillo de Gripsholm. Pero las apariencias engañan, como descubrirán cuando una niña acuda a ellos para que la ayuden a huir del internado donde es sometida, junto al resto de sus compañeras, a una disciplina aterradora. El destino de los tres personajes se entrelazará en esta parábola en la que las descripiciones de la naturaleza y la inteligencia adánica son tan exuberantes y líricas como amarga y certera la crítica de la barbarie y la irracionalidad humanas.