Jessica Speight es una joven talentosa que estudia Antropología en Londres en los sesenta, pero su futuro se ve comprometido cuando, fruto de una relación con un profesor casado, queda embarazada y debe afrontar sola la decisión de tener al bebé. Su hija Anna no es igual que los demás niños: será una niña eterna, una niña de oro puro, siempre inocente y alegre, aunque necesitada de atenciones y cuidados continuos. Narrada desde el punto de vista de una amiga de Jessica, la obra ofrece punzantes reflexiones sobre temas como la responsabilidad, la maternidad o la independencia.