Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una cosmovisión científica no reduccionista

La información natural abre nuevas vías de diálogo entre ciencia, filosofía y teología

El investigador y escritor Ángel Guerra.

No todo se puede explicar con materia y energía. Sólo con la química y la física los procesos de la evolución y aun de la actual supervivencia de las especies son inexplicables. Los últimos descubrimientos científicos han abierto la puerta a una nueva cosmovisión de la realidad material en la que la información desempeña un papel protagonista. En este pequeño libro de densas ideas, Ángel Guerra nos presenta la información natural como un factor importante en la actividad vital a todos los niveles, desde las partículas subatómicas a los sistemas ecológicos. Con ejemplos sencillos de diversas especies animales, el investigador del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo nos transmite la idea de que no todo se puede explicar con materia y energía. La vida en las células, en los pulpos y en las hormigas, entre otros contextos, no se entiende sin la información que reciben y transmiten estos organismos. Ni el azar ni la necesidad gobiernan los procesos asociados a la vida.

Una parte considerable del libro ayuda al lector a percibir la complejidad del fenómeno de la vida. Así, Ángel Guerra va poniendo de manifiesto la importancia de esta realidad, que no admite ser trivializada cuando se estudia en la investigación científica profunda. Y si la vida no es trivial, su evolución mucho menos. El investigador del CSIC despliega en estas páginas la convicción de que la propia ciencia empírica es insuficiente para apreciar lo valioso que es su objeto de investigación. El propio hecho de que esas explicaciones deben recurrir a un lenguaje lleno de antropomorfismos, con unas expresiones humanas coloquiales pero razonables, indica que los meros razonamientos fisico-químicos son poco explicativos de lo que tienen delante.

A partir de esos lugares comunes de la ciencia biológica, el autor nos lleva a considerar la insuficiencia de la propia ciencia empírica. Al abordar temas tan llenos de contenido como el emergentismo o la finalidad, nos transmite una percepción profunda: el conocimiento científico requiere un paso más para saber qué es la vida o incluso el propio universo.

El último tercio del libro nos adentra en la filosofía como puente entre ciencia empírica y teología. Poniendo de manifiesto su rechazo del diseño inteligente como prueba científica de la existencia de Dios, el profesor Guerra nos hace ver que abordar la acción de Dios en el mundo requiere un saber no empírico, pero sí racional, que es la filosofía. La teoría del diseño inteligente fracasa en lo que se percibe como el error de considerar solo al conocimiento científico como válido para llegar a la verdad. La filosofía no solo no rechaza los datos empíricos, sino que está abierta a toda la realidad. Con un método diferente pero racional y seguro, la filosofía permite al ser humano abarcar todo: lo vivo y lo no vivo, lo material y lo inmaterial. Y así llegar incluso a lo espiritual. Ángel Guerra propone dar un paso adelante en la consideración de la información natural como factor explicativo básico de la naturaleza, para fijar los cimientos de una cosmovisión científica no reduccionista que abriría nuevas vías de diálogo entre la ciencia, la filosofía y la teología.

Compartir el artículo

stats