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El detective Gaudí

G | DANIEL SÁNCHEZ PARDOS | Planeta.

En la Barcelona de 1874 podía pasar cualquier cosa. El miedo y la furia se mascaban en el aire entre idealismos calcinados y ambiciones sin límites. A ese escenario, donde todo es posible y en el que no te puedes fiar ni de tu sombra, llega del exilio con su familia el estudiante de arquitectura Gabriel Camarasa. Lo primero que le ocurre es excepcional: se hace amigo (a la fuerza: le salva la vida) de alguien que rápidamente le demuestra que es un genio en ciernes. Se llama Antonio Gaudí y, aunque ninguno de los dos lo saben, está llamado a hacer historia en la arquitectura mundial con sus ideas revolucionarias. Es una especie de Sherlock Homes dotado de condiciones excepcionales para la investigación detectivesca, capaz de memorizar hasta el menor detalle de lo que se ponga por delante y con una mente pluscuamperfecta para ver lo que nadie ve. Para intuir lo que nadie sospecha. Y comparte con el creador de Holmes, Conan Doyle, su fascinación por el espiritismo, no en vano ha dedicado su talento a crear una cámara que retrata espíritus reacios a dejar ese mundo. Para que no falta de nada, la común afición por los temas misteriosos hacen al veinteañero Gaudí vulnerable a los encantos de la ilustradora inglesa Fiona (y pelirroja, como la princesa de Shrek, ¿será un guiño?), que además de inteligente y sensible es bella y talentosa. Al trío de amigos les cae encima un asesinato del que acusan al padre de Camarasa, un peculiar empresario que ha puesto en marcha un periódico amarillista. Y todo apunta a que tras ese suceso se esconde una conspiración que...

Hasta aquí puedo leer. De Daniel Sánchez Pardos conocíamos, sobre todo, la estupenda El cuarteto de Whitechapel. G es su cuarto libro y se nota que es su obra más ambiciosa y compleja, no solo por su férrea arquitectura argumental que evita rodeos y ramajes innecesarios, sino también por el empeño mostrado a la hora de que sus personajes no sean meros estereotipos y resulten creíbles, con diálogos punzantes. Sobre todo, Gaudí. Lejos de convertirlo en un protagonista de cartón piedra, Sánchez Pardos se esfuerza por darle una entidad dramática alejada de las biografías y no sólo destaca su inteligencia abrumadora, que se manifiesta en actividades de todo tipo y seducción, sino que merodea por las zonas más desconocidas de su personalidad: el "señor G" que domina los bajos fondos. El propio autor admite que el libro que cambió su vida fue El sabueso de los Baskerville, y su anterior libro, El gran retorno, estaba trufado de homenajes al universo holmesiano, así que no es descubrir la pólvora afirmar que G es un audaz ejercicio de travestismo literario con el que Gaudí toma prestadas virtudes de Holmes sin perder su propia y magnética personalidad. Pero hay otro personaje fundamental: Barcelona, "la única ciudad del mundo en la que a los viejos se les ponía un nudo en la garganta cada vez que olían a ladrillo quemado", descrita por Sánchez Pardos con un arsenal inagotable de documentación y una precisión admirable. Qué quieren que les diga, Conan Doyle se lo hubiera pasado en grande con esta "G" de mayúsculo entretenimiento.

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