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La resistencia del sector apícola gallego

De todos los enemigos potenciales de la especie, la aceleración del cambio climático, que amenaza el ciclo bilógico, es el que más preocupa a los apicultores

La resistencia del sector apícola gallego

La del 2017 fue una de las peores campañas del sector apícola gallego de las últimas décadas. La confluencia de factores como la sequía padecida durante meses considerados fundamentales, agravada por las granizadas que arrasaron las explotaciones más productivas (provincias de Ourense e interior de la de Lugo), los efectos letales de la avispa velutina, la enfermedad de la varroa y las, todavía, dañinas consecuencias del uso de pesticidas nicotinoides, cuya uso será taxativamente prohibido a partir de año próximo, hicieron descender la producción de miel hasta el 50% con respecto a 2016. Con todo, la mayor preocupación del sector estriba en el cambio climático, según explica el secretario técnico de la Asociación Galega de Apicultura, Xesús Asorey: "Es que -razona el portavoz de AGA- mientras el resto de los factores son puntuales y subsanables, el del cambio climático o, mejor dicho, el de la aceleración del cambio climático es un proceso imparable que repercute en ciclo biológico de las abejas".

La adversidad, no obstante, ha topado con un sector bastante sólido y fortalecido. A lo largo de los últimos cuarenta años se sentaron unas bases estructurales que no solo permitieron salvar con cierta solvencia la crisis económica, sino que han hecho crecer a la apicultura gallega a cuotas impensables hace medio siglo.

El gran auge de la apicultura moderna en Galicia comenzó en 1975 , año en el que, gracias a la labor de las asociaciones de productores, tuvieron lugar las primeras modificaciones sustanciales en los conocimientos de los apicultores y en el sistema tradicional de explotación apícola. Elemento principal a escala general de este cambio fue el trasiego de colonias de abejas de colmenas fijistas a colmenas movilistas, principalmente de alzas. Hoy en día la miel y la cera son los productos apícolas que se comercializan con rendimiento económico, al punto de que Galicia está situada el tercer lugar de las comunidades autónomas españolas con mayor número de explotaciones (sólo superada por Castilla-León y Andalucía) y por delante de potencias como Cataluña y el País Vasco. En cuanto a kilos de producción, ocupamos el sexto puesto, meritoria posición si tenemos en cuenta que la característica de las explotaciones gallegas es su minifundismo.

HACIA LA PROFESIONALIZACIÓN TOTAL

La crisis mundial que aqueja a las poblaciones de abejas de todo el planeta (razón por la cual las Naciones Unidas aprobó hace dos años la declaración de Día Mundial que hoy se celebra) ha coincidido con una transición hacia la plena profesionalización con la consecuente llegada de una nueva generación de jóvenes apicultores. "La profesionalización es, desde luego, positiva -afirma Asorey- pero el problema es que se le están exigiendo a los nuevos apicultores que regenten explotaciones de 300 colmenas, lo cual no es muy aconsejable para la gente que empieza en esto. Además, siguen siendo necesarios los pequeños apicultores porque, de lo que se trata es de hacer un tipo de agricultura que sea compatible con insectos polinizadores. Han sido precisamente los pequeños apicultores los que más ha notado los efectos de la avispa velupina y como, en la mayoría de los casos, se trata de gente veterana, muchos lo que han decidido es abandonar". De la misma opinión es Esther Ordóñez, presidenta del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Mel de Galicia, quien aconseja a los nuevos apicultores que empiecen "poco a poco", que contacten con las asociaciones del sector y que, por supuesto, se integren en el Consejo Regulador: "Yo les pediría a los jóvenes que quieran introducirse en el sector -dice Ordóñez-que se informen bien antes de pedir ayudas, que se asoren lo máximo posible. En el sector apícola gallego siguen habiendo demanda y potencial, pero hay que actuar desde el primer momento con conocimiento de causa". "Es primordial para ello -añade la presidenta de IGP- que los propietarios de las explotaciones opten por la diversificación de su producción, que no lo destinen únicamente a miel. En la diversificación está gran parte del futuro del sector".

LAS ZONAS MÁS PRODUCTIVAS

Cuando comenzó la crisis en 2008, en Galicia había 3.437 explotaciones apícolas. Ahora son 3.915. El aumento en la última década es del 13,9%. Pero donde ha habido un incremento mayor ha sido en el número de colmenas: en 2008 había 91.559 y el pasado mes de abril se contabilizaron 157.068. Un 71,5% más. Si a comienzos de la crisis cada explotación contaba de media con 26 colmenas, ahora tienen 40. Por provincias, Ourense ha pasado a liderar la clasificación y ha desbancado a Lugo. Desde 2010, el número de colmenas en la primera aumentó un 136% (de 29.654 a 70.208 del pasado mes de abril). Por el contrario, en la segunda creció un 25% (de 36.397 a 45.760). En Ourense la apicultura está más profesionalizada, la flora es más extensa y ha tenido menor impacto la avispa velutina. Pontevedra, que era la que tenía menos colmenas en 2010 (10.562), ha duplicado su cifra hasta las 22.055 y pasa a la tercera posición por delante de A Coruña donde el número de colmenas se incrementó un 56%. El impacto de la avispa velutina está detrás de que la subida no haya sido mayor.Aumenta el número de explotaciones y son más semiprofesionales. Es decir, las explotaciones tienen más colmenas y dejan de ser solo para el autoconsumo", recuerda Esther Ordóñez. "Las nuevas generaciones buscan un medio de vida con las abejas, aunque nosotros siempre decimos que es mejor que sea un complemento a otras actividades", apunta Asorey. "Antes, las abejas se tenían como tradición, como un hobby para tener miel en casa para el autoconsumo pero ahora se ve como una forma de ganar dinero", ratifica Ordóñez.

EL IMPACTO DE LA VELUTINA

No han sido escasos los daños causados por la penetración del avispón asiático en Galicia, una especie exótica invasora y depredadora, enemiga potencial de las indefensas abejas. "La plaga -confiesa Asorey- no está ni mucho menos controlada. La lucha contra ella se está haciendo de forma muy desorganizada y con muy poco compromiso por parte de las administraciones públicas, excepción hecha de algunos concellos que sí que están colaborando con los apicultores, que nos hemos visto obligados a combatirlas con métodos artesanales y caseros ...¡Hacemos lo que podemos! Pero está claro que hacen falta estudios de investigación que son todavía muy incipientes". Por su parte, Esther Ordoñez, sostiene a este respecto que "Debemos empezar a asimilar que la velutina ha venido para quedarse. Por lo tanto, cuando se supere esta primera fase de lucha, lo que hay que hacer después es aprender a convivir con ella, adoptando, evidentemente, las medidas oportunas".

LAS GRANDES BAZAS DE LA MIEL GALLEGA

Una reciente investigación confirma que la miel gallega es una de las de mayor calidad del mundo, pues contiene una concentración de vitaminas y minerales sin parangón. Es cierto que el 70% de la producción de miel no se consume en Galicia, sino que se exporta, principalmente al resto de España, pero también a otros países de la Unión Europea, "lo que ocurre es que, casi en su totalidad -explica Xesús Asorey- se trata de miel al granel que es mezclada con otras mieles produciendo una consecuente merma en su calidad, lo cual es una pena". Para regular éste, y otros aspectos, del sector nació el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Mel de Galicia, desde el quese reconoce que, de momento, el porcentaje de miel envasada con garantía de D.O. que se exporta todavía es muy pequeño. Sin embargo, los primeros resultados del IGP saltan a la vista. De hecho, el bajón de la producción de miel registrado en 2017 ha afectado poco a las empresas envasadoras porque éstas ya se han ganado una cuota fija en el mercado, algo que consiguen guardando y preservando los excedentes de una buena campaña para la siguiente.

Además de la buena calidad del producto, el sector apícola gallego fue uno de los pocos que se salvó de la crisis, y en la comunidad no se notó en exceso la recesión porque la miel no solo se consume como un edulcorante sino que los consumidores ven en ella un producto beneficioso para la salud, afirma Esther Ordóñez. Al contrario que otros sectores, como el lácteo, en el que el precio al que se vende la leche no da en muchos casos para pagar los costes de producción, el apícola no tiene ese problema. "Los precios están bastante bien", confirma Xesús Asorey: "Ahora mismo están pagando mejor la miel de Galicia que en otras partes de España".

RETOS DE FUTURO

Para Xesús Asorey, el reto esta muy claro: "Hay que avanzar en la comercialización y, asimismo, que en Galicia se cuente con laboratorios propios al servicio de los apicultores. Es una lástima que, a estas alturas, tengamos que enviar nuestra miel a un laboratorio de Granada. Tenemos que aprovechar más nuestros puntos fuertes". Esther Ordóñez también lo ve claro: "En el futuro, todos los apicultores deberían estar en el Consejo Regulador".

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Xesús Asorey - Secretario Técnico de la AGP

"La lucha contra la velutina está muy desorganizada "

Esther Ordóñez - Presidenta del C. R. IGP Mel de Galicia

"El futuro pasa por la Denominación de Origen"

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