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El "gallego" que arrestó al líder de los Rolling Stones

El "gallego" que arrestó a Mick Jagger

Policía en Londres en la década de los 60, Richard Allaby formaba parte de los "bobbys" encargados de la seguridad de las grandes estrellas del rock y el cine cuando actuaban o estrenaban sus películas en las salas del Soho, donde confraternizó con los Beatles aunque, durante una redada, le tocó detener al cantante de los Rolling Stones por posesión de marihuana. Tras casarse con una gallega, reside en Chapela (Redondela)

El Soho es una zona de Londres que vivió su efervescencia como centro del ocio noctámbulo de la capital de Inglaterra durante las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado. Todo aquel músico, actor, director o bailarín, si es que realmente era o quería ser alguien, tenía que mostrarse y mostrar su trabajo allí, en sus salas de cine y teatros, en sus bares, en sus pubs... Aquella era toda una tentación ante la que no cabía más remedio que sucumbir, especialmente los fines de semana. Cuando decidió hacerse policía, Richard Allaby no era capaz de imaginarse que el Soho iba a ser "su" zona y que, durante varios años, los artistas que actuaban o pasaban allí tendrían que proteger su seguridad personal poniéndose en sus manos y en las de sus compañeros.

"Ringo Starr era el Beatle más divertido, Lennon el más culto y sarcástico, Paul el más tranquilo y George Harrison el más introvertido"

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Richard ingresó en la policía metropolitana de Londes a los 17 años de edad. Su estatura, 1,85 metros, y fornido aspecto, tuvieron mucho que ver, aunque su vocación había despertado el día en que presenció por televisión un programa dedicado a los "bobbys". "Sí, -recuerda- tenía 15 años y me gustó tanto que me fui a la capital, acompañado por mi padre, para apuntarme. Me aceptaron y pasé las pruebas de la academia, tanto las físicas como las de cultura general y leyes básicas. Mi vida cambió de forma radical. Había nacido un pueblecito, muy cerca de Northampton, justo al lado del que nació Lady Diana Spencer y, de repente, resulta que vivía en una gran ciudad".

Richard Allaby Alba Villar

Asignado a la zona céntrica , una de sus primeras misiones fue la de vigilar los movimientos de un casino presuntamente ilegal y manejado por la mafia londinense. Se trataba de una lujosa mansión con apariencia de casa rural de la que la policía sospechaba que iban a parar los botines de una oleada de robos que se había producido en el aeropuerto de Heathrow: "Un compañero y yo -cuenta- conseguimos entrar con la disculpa de realizar un control por si había menores, y efectivamente confirmamos que en aquella mansión, que en realidad por dentro era una bulliciosa casa de juego, había movimientos muy raros, maletas y paquetes que iban y venían mientras los clientes jugaban....Sí, aquel era el sitio a donde iba a parar todo lo que se robaban en Heathrow".

"Mick Jagger era un muchacho encantador; en el juzgado pagó al juez una multa de un mendigo al que iban a encarcelar por andar borracho"

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En aquella época, los bobbys no siempre trabajaban de uniforme. De hecho. Allaby lo hizo muchísimas veces de paisano: "Fue -recuerda- sobre todo en mis primeros años. Como era joven, bastaba con que me dejase crecer el pelo y vestirme como lo hacían los muchachos en aquellos años para hacerme pasar por un fan cualquiera de un grupo de rock, pero mi misión era la de controlar el tráfico de drogas, especialmente el que se hacía en plena calle y en determinados locales". Tendrían que pasar unos cuantos años más hasta que, gracias a la foto que le sacaron con Mick Jagger, su cara se hizo famosa en todo el mundo. Pero de ello hablaremos más adelante...

UN "BOBBY" EN LA RÍA DE VIGO. Su primer amigo en Galicia fue Alfonso Paz Andrade, y en el IES "Rosalía de Castro" tuvo, entre sus alumnos, a un futuro cantautor llamado Iván Ferreiro.

Acababa de cumplir los 30 años, y habían nacido sus dos hijos, y aquel Richard se "enamoró" de Galicia tras realizar su primer viaje "para conocer a los padres de mi esposa", se le ocurrió que la patria de Teresa era muy buen sitio para vivir el resto de su vida. "Paradójicamente -reconoce- resultó que ella era menos partidaria que yo de venirse aquí, pero acabé convenciéndola. Como en los Bobbys a esa edad te conceden una excedencia de cinco años, le dijo que si no nos iban bien, siempre podríamos volver a Londres porque yo tenía mi plaza garantizada". Eso ocurría a finales de 1972 y, desde entonces, las "cosas" han debido ir más que bien. Tanto que Richard Allaby ya ha vivido más tiempo en Chapela que en su propio país, lo cual le convierte en un chapelano de pro: "Un amigo de la familia de Teresa, Alfonso Paz Andrade, el de Pescanova, me consiguió un trabajo de relaciones públicas en el Club de Yates Monte Real de Baiona y, años después, conseguí una plaza como profesor de inglés en el IES Rosalía de Castro de Vigo, donde me jubilé". Uno de sus alumnos fue el cantautor Iván Ferreiro: "No lo he visto desde entonces, pero me gustaría muchísimo", confesa.

Debió ser su antes citado aspecto fornido lo que hizo que, durante una temporada, le asignasen las misiones de seguridad y protección de la mayoría de las estrellas de la música y el cine que iban al Soho, bien fuese para estrenar una película o dar un concierto. Éste último fue el caso de su encuentro con los Beatles: "Si la memoria no me falla, eso fue a finales 1962", rememora. A esas alturas, los Beatles consolidaron su formación definitiva con la entrada de Ringo Starr por Pete Best a la batería, en tanto que Brian Epstein había asumido ya el management del grupo. Sin llegar a las cotas alcanzadas tiempo después, en los que sus conciertos se convirtieron manifestaciones de fans enfervorecidos, su reciente gira por Alemania y el boca a boca de su fama en el pub "The Cavern" de Liverpool propiciaron que en Londres se les esperase con gran expectación.

"Me fumé unos cigarros con Charlton Heston, sí, pero no fue gran cosa. Era muy callado, muy serio, y con un acento americano muy cerrado"

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Actuaban en Teatro Palladium, y aunque la beatlemanía todavía no estallara en todo su esplendor, miles de fans se habían agolpado desde primeras horas de la mañana en el entorno del recinto: "Es evidente que había mucha más gente fuera que que la que cabía dentro", apunta Allaby "lo cual repercutía en que la seguridad se hiciese más complicada". Richard Allaby y sus compañeros habían escoltado a los cuatro Beatles y el resto de su equipo por la mañana, accediendo al al Palladium por la puerta trasera. Finalizados los ensayos, y en vista del panorama, fueron los propios músicos quienes decidieron no salir a comer para evitar problemas con la multitud, así que "pidieron unos sandwiches y unas hamburguesas, cosa que le agradecimos mucho porque nos sacaba del apuro de tener que escoltarlos por la calle". A los postres, solicitaron una cartas para jugar al póker y "nos invitaron a jugar con ellos -refiere el ex bobby- . Aunque, claro, a ellos les gustaba apostar, y apostar fuerte, por eso mientras ellos lo hacían con libras, nos dieron permiso para que nosotros, los policías, correspondiésemos con peniques (risas). Pero, bueno, en realidad era todo una broma".

Salida por detrás del Palladium para sortear a los fans

Y es que si algo sacó en claro Allaby de aquellas horas transcurridas con los Beatles fue que, "desde luego, si algo se puede decir de ellos, es que en aquella época de su trayectoria eran simpatiquísimos, unos chicos muy divertidos con los que no podías parar de reír porque tenían un gran sentido del humor, a veces muy peculiar, sí, muy propio de la gente de Liverpool, por cierto". Aun así (debió ser por su sagacidad policiaca para los perfiles psicológicos), Richard extrajo sus propias conclusiones sobre el carácter de los músicos: "Ringo, el nuevo, era sin duda el más divertido de todos ellos, seguido de Lennon, que tenía mucho humor pero era más sarcástico, más enrevesado; Paul McCartney y George Harrison eran los más tranquilos pero con éste ultimo, que era el más introvertido, me llevé muy bien, seguramente porque ambos, él y yo, teníamos la misma edad: apenas 18 años". El trabajo con los Beatles remató después del concierto: "Los tuvimos que volver a sacar por detrás del Palladium para sortear a sus fans. Los metimos en los coches por la noche y ¡adiós! no los volví a ver más en mi vida. Eso sí, aún hoy en día soy fan de ellos; creo que tengo casi todos sus discos".

Antes y después de aquel servicio, Richard Allaby prestó otros similares a celebridades como Alfred Hitchcok, Charles Chaplin, Peter Sellers, Yul Brinner, Charlton Heston...pero se trató de encuentros más breves: "De todos estos, con el que más tiempo estuve fue con Charlton Heston porque, en un impass del estreno de la película, me invitó a unos cigarros y fumamos juntos. Eso sí, apenas cruzamos palabra y...¡casi fue mejor! porque aquel tipo, que aún era más alto que yo, hablaba el inglés con un acento americano cerradísimo, terrible, tanto que hasta a mí me costaba entenderlo".

El bobby Richard Allaby (a la derecha, con casco) se lleva detenido a Mick Jagger en Chelsea en 1969. (Archivo de R. Allaby)

El "episodio" con Mick Jagger fue uno de sus últimos servicios como bobby. Richard lo recuerda así: "En comisaría habíamos recibido un soplo en el que nos decían que, en un piso del barrio de Chelsea, había mucha droga y que, además, allí estaba el cantante de los Rolling Stones. De manera que nos fuimos y, cuando entramos, nos encontramos con que se estaba celebrando una fiesta por todo lo alto y, sí, también estaba Mick con su de aquella compañera sentimental, la también cantante Marianne Faithfull. Detuvimos a ambos por posesión de marihuana y, a la salida, nos encontramos con la prensa. Yo no me di cuenta de que me había fotografiado hasta que vi la foto en un periódico. En ese trance apenas hablamos nada, pero días después, cuando se celebró el juicio, ya estuve más tiempo con él y me percaté de que era un chico estupendo y, además, muy culto, más culto de lo que aparentaba en su imagen. Me recordó mucho a John Lennon. Aunque lo que más me sorprendió de él fue un detalle que tuvo con un mendigo al que juzgaban por andar borracho y le acababan imponer una multa de 5 libras. Como el mendigo no tenía ni un penique, el juez ordenó que se le ingresase en la cárcel por dos días, pero resultó que Jagger escuchó la sentencia y se ofreció a pagarla de su bolsillo allí mismo, de inmediato". En esa época, Richard ya conocía a su actual mujer, una gallega, Teresa Freijeiro, que trabajaba en un restaurante italiano en Londres. Sin saberlo, se había empezado a "nacionalizar" chapelano.

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