Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Veganismo en la tierra de los grelos

Las personas veganas defienden que su condición va más allá de seguir una dieta libre de productos de origen animal y aseguran que este movimiento social no es una moda sino una forma de entender el mundo en todos los sentidos

Susana Méndez en la tienda compostelana As Cabaciñas

"O veganismo é algo máis que unha dieta. Chégase a el desde a ética e a concepción de que todos somos iguais", sostiene Susana Méndez, vegana desde hace cinco años. El veganismo es un estilo de vida basado en el respeto hacia los animales. Según la organización Igualdad Animal, considerar que los animales son individuos con intereses que merecen ser respetados tiene implicaciones prácticas como tratar de evitar que miles de ellos sufran y/o mueran cada segundo en mataderos, laboratorios, zoos, acuarios, circos, granjas peleteras, etc.

"Cando tomas consciencia de que iso é así daste de conta de que os animais son iguais ca nós, que o homo sapiens é outro animal", añade Méndez. La ourensana que reside en Compostela llegó al veganismo desde la ética y esa concepción de que todos los seres vivos somos iguales. A cambio, asegura que está tranquila con sus actos: "Sabes que o que estás a facer é todo o posible para evitar o sufrimento e a explotación de animais".

"Isto non é unha moda, o que se está vivindo agora é o comezo dun cambio da sociedade que é necesario e imparable. A sociedade ten que cambiar porque a forma na que o capitalismo está facendo que tratemos aos animais, e que os explotemos, tamén vai en detrimento do medioambiente e do planeta", afirma Méndez, que es miembro de la dirección de la Confederación Intersindical Galega.

Méndez asegura que en los últimos años se ha sumado más gente a esta forma de vida y certifica que percibe una mayor aceptación social, por mucho que siga teniendo que dar explicaciones recurrentes. "Hai cada vez máis sensibilidade e creo que esto é o inicio dun cambio que vai ser si ou si, non será agora porque non pode ser dun día para o outro pero aquí vai haber un cambio importante ata que o paradigma político e económico acabe asumindo moitas cuestión deste cambio na relación cos animais e co medioambiente en xeral", sostiene.

"Esto es como un despertar de la conciencia, pasaremos de la fase de estar de moda a preguntarnos: ¿cómo nos podíamos comer a nuestros compañeros del planeta?", manifiesta Aarón Pousa. Este vigués, profesor de yoga, es vegano estrictamente desde el pasado mes de julio. Ahora mismo no come nada de origen animal, sin embargo, asegura que come "más cosas que antes", pues ha descubierto cereales como el mijo y la espelta y lo que no puede obtener de los vegetales y las legumbres lo saca de los suplementos alimenticios.

Además, Pousa asegura que no le resulta más caro hacer la compra. "Siendo vegano no comes nada manufacturado ni procesado que es lo más costoso. Además, en Galicia es fácil conocer a personas que tienen un huerto y en mi aldea puedo coger muchas cosas cuando voy. Pienso que podríamos volver a generar un trueque como antiguamente y sería muy útil", reflexiona el vigués.

Pousa explica que el veganismo también le lleva a fijarse en cómo se han procesado algunos productos, como la cerveza, pues algunos estabilizadores son de origen animal. También huye de productos de cosmética que hayan sido probados en animales, de tejidos como el cuero y la lana, y de productos de limpieza especialmente dañinos con el medioambiente. "Estamos lavando con jabón lagarto, veganismo también es estar concienciado con la contaminación", apunta.

"El veganismo incrementa las potencias de tu vida. Eres más consciente de cómo los alimentos interactúan con tu vida", asevera Pousa, que aunque reconoce que es un poco tedioso comer fuera, celebra que la oferta de locales no deje de aumentar en la ciudad olívica. Restaurantes y cafeterías como Kastami's, Gálgala, Cúrcuma, A Cova dos Ratos, Bambú, Terrae, Amodo, La tienda de Paz y El jardín de soja responden a esta demanda.

"Grazas a que nós facemos a demanda, agora hai unha maior oferta tanto de restaurantes como de tendas", agrega Ana Pintos, de A Estrada, que desmitifica que la comida vegana sea algo "raro" y defiende que a su hija pequeña le da de comer lo mismo que se hace para ella. "Eu a miña nena tamén lle fago as legumes en forma de hamburguesa cando vexo que dese xeito as come mellor, como poden facer outras nais coas barritas de merluza rebozadas", explica.

"No día a día xa non é tan complexo comer fóra, sempre tes que estar avisando se quedas a comer con alguén pero para as que levamos tempo neste movemento xa é un avance poder tomar un café con leite de soia en tantos sitios", cuenta la viguesa Iria Vázquez.

Hace quince años que esta profesora de Sociología de la Universidade de A Coruña se hizo vegana. Estaba estudiando la carrera cuando descubrió este movimiento social y pasó un proceso lento en el que primero dejó de comer carne, después pescado, lácteos y ahora no toma ningún producto derivado de un animal. "Eu non como nada raro. Fago comida galega pero adaptada. E como ben, en cantidade", afirma la viguesa dejando claro que este movimiento no está vinculado a las dietas.

Vázquez forma parte de la asociación Espazo Vegafeminista, que lleva cuatro años funcionando en Galicia. "Hai un lema que me parece moi axeitado, é o que di nin oprimidas nin opresoras, pois os animais e as mulleres son tratados como obxectos nun sistema de opresión", argumenta.

Esta socióloga explica que el veganismo está vinculado de igual manera al movimiento animalista y al feminismo y echa en falta más asociaciones locales para que se de a conocer este modo de vida y que deje de verse como una opción individual. "Eu creo que se debe facer activismo a través do teu propio exemplo", señala.

Lo más difícil para Pintos es tener que estar permanentemente explicando por qué no se sube al carro en determinadas actividades. "Sorpréndeme o estandarizada que está a inxustiza contra os animais, cando llo dis á xente e o pensa dase de conta pero algo ten que pasar para que reflexionemos".

"Eu son unha persoa sensible pero penso que non é preciso ser así para ser vegano. Con facer un exercicio de non hipocresía chega. Non se trata de alienar, pero si que hai un efecto expansivo ao redor das persoas veganas", añade Pintos. "O veganismo mudou a miña relación co mundo e cos animais", resume Susana Méndez.

Iria Vazquez

"Eu non como nada raro, fago comida galega pero adaptada. E como ben, en cantidade"

Compartir el artículo

stats