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Todo queda en familia

Las nuevas generaciones son el presente del sector textil gallego, protagonizado por empresas familiares, que apuesta cada vez más por la internacionalización de sus firmas

Rafael Pérez, de Selmark.

"Es necesario adaptarse a las transformaciones que el mercado requiere, pero la buena calidad de los productos que se hacen en Galicia y su buena confección... Eso el mercado no lo olvida. El textil gallego mantiene su buen nombre", destaca Javier Cañás, fundador de Caramelo y actualmente al frente de la firma Etiem.

Un buen nombre que perdura gracias a las nuevas generaciones. Todo queda en familia en el textil gallego. "Siento por una parte una gran responsabilidad de dar continuidad al trabajo realizado por muchas personas a lo largo de los años y por otra parte mucha ilusión de tener la oportunidad de poder hacerlo", asegura Tino Cacheda, de 27 años e hijo del fundador de la marca Florentino, Florentino Cacheda. Él es un ejemplo de renovación en el sector: "Principalmente me ocupo del departamento comercial y de marketing, del desarrollo y gestión de nuestra red de tiendas, córners y e-commerce. También colaboro en el diseño de las colecciones, con un equipo de personas de amplia experiencia de las que aprendo día a día".

Pablo Conde, de 33 años, también se ha formado para trabajar en la empresa familiar. La firma Alba Conde, de Confecciones Esquío, fundada hace 25 años por su padre José Antonio Conde. "He visto el sector desde dentro desde que tengo cinco años, me gusta porque es muy dinámico: cada seis meses cambia. Ahora llevo la parte de exportación pero también me encargo del escaparatismo, de la gestión de las tiendas, de las maquetaciones e imagen de empresa y estoy presente en las sesiones de fotos para los lookbooks", asegura Conde.

"Cuando era pequeña vivíamos encima de la empresa, cada día entraba. Llevo viendo como trabajan desde que me salieron los dientes", cuenta María Pilar López, hija de Carlos López y Pilar Blanco, fundadores de la firma de moda infantil Foque, que tiene su sede en Nigrán. "Mis padres me decían que tenía que probar otras cosas y estudié Comunicación Audiovisual y trabajé en televisión pero no sé, debe ser que el polvillo de las máquinas de tejer y de coser tira porque al final acabé haciendo Diseño y ya llevo 15 años en la empresa", destaca López.

"La transición ha sido algo natural porque yo he crecido con la empresa y cuando era pequeña me encantaba venir aquí después del colegio y rodearme de hilos y telas. Pero ahora me corresponde hacerme cargo de la compañía y lograr que siga creciendo y eso no es tarea sencilla. Dirigir una empresa tiene muchas complicaciones, no es nada fácil porque cada decisión que tomas tiene unas repercusiones, pero lo asumo con muchísima ilusión y muchas ganas de continuar con esta tarea que empezaron mis padres hace 50 años", cuenta Salomé Carrera, directora de la marca para niños y niñas Pili Carrera.

Rafael Pérez ya lleva 25 años en Selmark, la marca de lencería y corsetería con sede en Vigo que fundó su padre Amador Pérez en 1975. "La realidad de la familia giraba entorno a la empresa y había que continuar el proyecto. Lo principal ahora es no quedar mal, es difícil crecer de manera radical en este momento así que lo fundamental es no perder", explica Pérez. "En este momento hay que saber adaptarse al mercado y nosotros apostamos por centrarnos en la fisionomía de la mujer, por las tallas que no son pequeñas y obligan a tener un producto de mayor calidad", detalla.

"Creo que en Galicia, teniendo en cuenta el sector en el que operamos, contamos con unos medios que no tienen en otros sitios. Galicia es cuna del textil desde hace muchos años y eso te proporciona un bagaje y un know how importantísimo, tenemos una situación geográfica muy buena con grandes conexiones de comunicación que nos permiten exportar y una relación de colaboración entre los colegas de profesión que, en mi caso, he de decir que siempre ha sido muy positiva. Existe un flujo de colaboración magnífico entre todos que te aportan otras perspectivas, a veces muy necesarias, en la gestión diaria de la empresa", resalta Salomé Carrera.

"El sector está volviendo a alcanzar unas cotas de mercado bastante buenas, en general. La gran diferencia es que el control de calidad y el diseño se hace desde Galicia, aunque no toda la producción, desgraciadamente, se pueda hacer aquí debido a los costes tan elevados. No nos hemos parado a pensar en si la globalización en buena para todos o solo para unos pocos", sostiene Javier Cañás. En su caso también viene detrás una nueva generación que se lo toma "con ilusión y con ganas" y se encargará de Etiem tras la experiencia de Caramelo.

"Para crecer en número de clientes no puedes limitarte al mercado nacional. El hecho de tener un nivel de exportaciones estable nos salvó de que la crisis nos afectase al 100%. En Alba Conde llevamos muchos años exportando a otros mercados y es muy duro, ahora supone entre un 25 y un 30% de nuestro negocio", añade Pablo Conde, quien destaca la tienda online de la firma es la que más está creciendo y en breve se convertirá en la primera tienda de Alba Conde en cuanto a ventas.

"Sin lugar a dudas, el hecho de que hayamos sobrevivido a la crisis y a los cambios de mercado de estos últimos años se ha debido en buena medida a la exportación, que en estos momentos representa más de un 30% de nuestra facturación. Siempre hemos tenido vocación exportadora y esto seguirá consolidándose en el futuro. Quien ha exportado alguna vez sabe que es complejo, pero te hace ser más competitivo y exigente contigo mismo", afirma Tino Cacheda.

Lo cierto es que todas las empresas de la moda gallega que han logrado mantenerse con el paso de los años tienen a la familia como columna vertebral. "Una característica muy propia y específica de la empresa familiar es ser muy cuidadosos tanto con la gestión de la empresa como con la calidad del producto. A veces hacemos incluso que el producto sea demasiado bueno", explica Rafael Pérez.

Un examen cada seis meses

El ritmo en las factorías de moda es vertiginoso. Cada seis meses deben presentar una colección, como mínimo. "Yo lo vivo como si tuviésemos un examen cada seis meses. Es como si hiciésemos la Selectividad, porque el público manda, pero con la sabiduría que dan los años de experiencia", dice María Pilar López, que es la responsable del equipo de Diseño en Foque.

Salomé Carrera apunta a que es imprescindible "no bajar la guardia". "Hay que estar siempre alerta porque la inspiración viene de muchos sitios, a veces de donde menos te lo esperas: un viaje, leyendo un libro? La moda es muy cambiante, muy vertiginosa y si no te adaptas rápido te quedas atrás. Sí es cierto que en nuestro caso nos influyen mucho las pasarelas de adulto, ahí es donde realmente se ve la moda, se transmiten los colores, las tendencias, los patrones y las combinaciones de texturas. Después intentamos adaptar esas tendencias al mundo infantil y sobre todo a nuestro estilo, porque no podemos perder nunca nuestra identidad", reflexiona Carrera.

La forma en la que compramos también varía, la fidelidad a una misma marca se ha perdido. Cada vez influyen más en la decisión de compra las redes sociales. "Para nosotros es muy importante estar presentes en ellas, tener ese contacto directo con el cliente porque así vas palpando los gustos y por dónde van los derroteros ya que es necesario acoplarse a los cambios día a día. Es complicadísimo saber por dónde tirar ahora que los cambios son permanentes", indica López, de Foque.

En estos casos la empresa forma parte de la vida privada de sus dueños y se convierte en algo más que un trabajo con el que cumplir. Es la ilusión de los fundadores la que consigue que las nuevas generaciones se enganchen a un sector tan competitivo y en constante evolución.

"Para mí Florentino es mucho más que una marca de moda, es una filosofía, un estilo de vida que acompaña al hombre moderno, haciéndole sentir cómodo al mismo tiempo que elegante en los retos que se le presentan en el día a día", describe Tino Cacheda desde Lalín. "En 2013 celebramos los 50 años de Florentino en el mercado, no habría un reto mayor que celebrar el centenario de la empresa habiendo consolidado la marca a nivel internacional", añade.

"Después de todo lo que ha trabajado mi padre mi objetivo es seguir abriendo puntos de venta. Tener una empresa actual, digital, y ofrecer la misma calidad. Además de seguir con el made in Galicia, produciendo entre Galicia y Portugal, porque si fuésemos a hacerlo a otros países cometeríamos un error", asevera Pablo Conde.

Domínguez, apellido de moda

La firma Adolfo Domínguez ha pasado por malos momentos y un ERE reciente ensombrece su historia de 42 años destacando en el textil gallego. Con 400 empleados en Galicia, el grupo cuenta con 24 establecimientos propios. La crisis económica fue un duro bache, pero con la llegada de una nueva directiva las cosas empiezan a mejorar. Las ventas van en aumento desde agosto de 2016.

El grupo sigue presidido por Adolfo Domínguez Fernández pero ahora cuenta también con una tercera generación de la familia: Adriana Domínguez, la hija mayor del modisto, es la nueva directora general de la firma. Con menos de un año en el cargo ya ha puesto en marcha una nueva estrategia que incluye un cambio de ubicación de sus tiendas, cerrando establecimientos y abriendo otros en las calles principales de las ciudades; como ocurre con la nueva tienda de la calle Urzáiz en Vigo. Antes de la crisis tenían 720 tiendas y las han reducido a 490 en todo el mundo.

Adriana Domínguez creció con la empresa y eso, asegura, hace que su responsabilidad y su compromiso sean mayores. "Es algo que suma y me permite conocer mejor el lado humano de la empresa. Si al puesto profesional le añades el ADN de la compañía, la misión de dirigir es más completa. Para mí no formar parte de la renovación de la compañía nunca fue una opción. Por otra parte, el hecho de estar en Bolsa desde hace 21 años nos aporta una disciplina contable y financiera y una gran transparencia en la gestión hacia nuestros accionistas", destaca.

Renovación, reactivación y modernización son los valores que considera que añade a la firma, los mismos, por otro lado, que en su día convirtieron a la marca en lo que es hoy. "Mis abuelos pusieron los cimientos del negocio y mis padres supieron evolucionar la marca y, sobre todo, revolucionarla. Ellos crearon el icono que hoy somos. Llevamos más de 40 años en el mercado porque la idea del vestir de Adolfo Domínguez trasciende generaciones, porque la arruga es bella hoy más que nunca", sostiene Domínguez.

Como directora general trabaja desde la sede en San Cibrao das Viñas (Ourense) y se involucra en todas las áreas de la compañía pero tiene un especial interés por el diseño: "A las colecciones les presto mucha atención, porque son nuestra razón de ser. Y no me refiero solo al producto, a la prenda, sino a todo el proceso necesario para conseguir hacerlo deseable para los clientes".

Sociedad Textil Lonia, la segunda mayor empresa del sector en Galicia después de Inditex, nació tras la separación de Jesús, Josefina y Francisco Javier Domínguez de la firma Adolfo Domínguez. Sus firmas insignia son Purificación García y Carolina Herrera. Su sede está en Pereiro de Aguiar (Ourense) y factura más de 300 millones de euros al año.

Las hijas de Jesús Domínguez, que dejó en 2005 Textil Lonia, llevan trece años al frente de la firma Bimba y Lola. Poco se sabe de María y Uxía Domínguez pues guardan un excesivo celo sobre su vida y no conceden entrevistas, de hecho, no hay fotografías suyas publicadas en prensa. No han cumplido los 40 y dirigen una empresa que en el ejercicio fiscal de 2016 alcanzó unas ventas de 152,4 millones de euros.

Unas cifras que van en aumento gracias a que su estrategia para convertirse en una "marca global" está dando sus frutos. Las ventas aumentaron un 24% de marzo a agosto del año pasado en gran medida debido a su plan de expansión internacional. Bimba y Lola tiene su sede en Mos y emplea a más de 1.200 personas, cuenta con más de 230 tiendas y está presente en 13 países.

María y Uxía Domínguez crecieron vinculadas al sector textil. Estudiaron y se formaron entre España, Francia, Estados Unidos y Reino Unido. Las hermanas aprendieron el oficio trabajando en la empresa familiar, Textil Lonia. En 2005 decidieron apostar por crear un universo que respondiera a sus inquietudes, en definitiva, crearon una marca de complementos que hiciera accesible a mucha gente un universo de diseño contemporáneo con un toque de ironía e ideado desde Galicia.

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