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Caballos que unen Galicia y Portugal

Un conjunto de grabados rupestres descubierto en As Neves tras los graves incendios de octubre demuestra que en el sur de Galicia y el norte de Portugal la figura del equino es la verdadera protagonista de los petroglifos

De izq. a dcha. Eloy Martínez, Manolo Ledo, Xilberte Manso, Cándido Verde, Xosé Álvarez "O Buraco" y Xosé Lois Vilar. // Bruno Centelles

Los incendios asolaron el municipio de As Neves y todo su contorno natural el pasado mes de octubre. Sus consecuencias afectan todavía hoy a sus vecinos pero, en medio del desastre, de alguna manera habría que agradecer al fuego el que probablemente sea el hallazgo más importante de los últimos veinte años en lo que al arte rupestre se refiere en toda Galicia.

Xilberte Manso, Cándido Verde, Xosé Álvarez "O Buraco" y Xosé Lois Vilar, todos integrantes del Proxecto Equus del Instituto de Estudos Miñoráns (IEM), fueron los descubridores de este conjunto de grabados rupestres considerado ya uno de los más relevantes de Galicia tanto por su tamaño, tipología y por la cantidad y variedad de figuras representadas.

"Salimos a hacer una revisión por el monte de A Coutada, el fuego se llevó la maleza y vimos algo dibujado en una de las piedras y ya nos fijamos en que había mucho más", destaca Xosé Álvarez, conocido como "O Buraco", jubilado e interesado por los petroglifos desde hace años. Tras el descubrimiento, acompañaron a un técnico de la Xunta que realizó una catalogación y que tendrá que elaborar un informe según el cual se decidirá lo que pasará con estas obras de arte recién descubiertas. "Lo normal sería que se musealizara porque hay varias piedras de enorme calidad. La zona en la que están depende de la Comunidade de Montes de Taboexa", cuenta "O Buraco".

El Proxecto Equus, en el que también participan Eloy Martínez y Manolo Ledo, lleva dos años en marcha y pretende localizar y estudiar los petroglifos de Galicia y el norte de Portugal donde se encuentran caballos entre los animales representados. "Consta de cuatro partes", detalla Xosé Lois Vilar, director de la sección de arqueología del IEM, "una parte administrativa porque luchamos por conseguir un 'decreto equino' para alcanzar un reconocimiento especial para los caballos que viven en el monte; por otro lado está la parte etnográfica: el estudio y la revalorización de los curros en Galicia; la tercera parte consiste en un estudio genético que estamos llevando a cabo junto al genetista de la Universidad de Vigo David Posada, vamos a coger muestras de burras del monte en la Serra da Groba para tratar de trazar la línea genética y saber de dónde proceden, y conocer cuántos años llevan en nuestros montes, a través de análisis de ADN; y por último nos centramos también en el estudio del arte rupestre, tenemos documentado un nuevo paradigma para el arte rupestre gallego y del norte de Portugal".

Este nuevo paradigma señala que al sur de la Ría de Vigo, desde la zona de Pazos de Borbén y Redondela, hasta (por el momento) el río Lima a la altura de Viana do Castelo, hay 115 sitios con petroglifos que cuentan con representaciones de équidos. Mientras que al norte de esa línea imaginaria que se traza bajo la Ría de Vigo lo que se encuentran son, mayoritariamente, muestras de arte rupestre donde priman los ciervos. "Además este ciervo en algunos casos está cazado, y la escena más compleja es la del ciervo cayendo en una trampa, acosado por cánidos o acosado por hombres que van a pie armados o incluso a caballo; por lo tanto en estos casos el caballo aparecería representado, pero en función de la caza del ciervo. Mientras que en el sur pasa a ser el actor principal, robándole el papel al ciervo", describe Vilar.

El 7 de diciembre fue el día del éxito. Se encontraron dos piedras decoradas con muestras de arte rupestre de alta relevancia. "En una hay veinticinco équidos grabados de tres maneras distintas. Hay algunos que tienen las mismas características que otros que hay en Portugal y encontramos el mismo mensaje iconográfico que ya vimos en Laxe (A Coruña) y en Viseu y Viana do Castelo (Portugal). Este hallazgo cumple perfectamente el paradigma sobre el que ya estábamos trabajando", destaca este arqueólogo. Entre las imágenes representadas hay dos caballos que parece que caen en una trampa de cazadores, figuras humanas y perros.

Los caballos aparecen grabados de tres formas distintas. Una es la esquemática, que consiste en un trazo que marca la línea cérvico-dorsal del animal: cola, espalda, cuello, cabeza y dos orejas. Después salen cuatro rayas hacia abajo que son las patas. Esta es la forma más sencilla de representación y coincide plenamente con lo que encontraron en la segunda piedra. Se trata de un caballo que mide aproximadamente 90 centímetros.

Con un punto más de complejidad están los dibujos con doble trazo, con dos líneas: una para la espalda y otra para la barriga. Le da más volumen y más cuerpo al animal. Y la forma ya más cuidada añade al doble trazo un vaciado de todo el cuerpo del caballo, como aparece en varios de los dibujos encontrados en As Neves. "Es una auténtica virguería estética. Quien grabó esta piedra no era su primera vez, es un verdadero artista. Dentro de los 115 ejemplos que manejamos hay caballos muy esquemáticos, otros que se nota que están hechos por aprendices pero en este caso hablamos de unos auténticos artistas, porque además pensamos que hay dos manos detrás de estos petroglifos, o por lo menos dos formas distintas de grabado", dice Vilar.

Este petroglifo de A Coutada supone un salto cuantitativo y cualitativo dentro de los ejemplos de arte rupestre que atesora Galicia. Aquí se conocen más de 3.000 superficies con petroglifos. Y las hay incluso más grandes que esta de As Neves. Xosé Lois Vilar señala que en Baiona hay una piedra poco conocida que contiene 100 équidos. Concretamente está en O Outeiro dos Lameiros y la define como "un auténtico espectáculo".

Lo más difícil ahora es datar temporalmente estos nuevos petroglifos. "El arte rupestre tiene problemas por su contexto arqueológico, el mero hecho de estar al aire libre lo complica todo. Lo que nos da pistas son las armas grabadas en los petroglifos, por lo que en este caso tenemos que suponer que tienen 4.000 años de antigüedad", asegura el arqueólogo.

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