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Cuando se exilió el arte

La fecundidad creativa de los artistas gallegos que se marcharon de España tras la guerra civil es un todo un fenómeno sociocultural sin parangón en ningún otro país del mundo

Maruja Mallo

En 1989, un recién retornado Manuel Colmeiro llegaba a Galicia tras la friolera de 51 años de exilio. Había salido de España en 1936 y después de una etapa en Buenos Aires, en 1948 se trasladó a París, donde había residido desde aquel año hasta que decidió, por fin y definitivamente, volver. FARO tuvo ocasión de entrevistarlo a los pocos días de instalarse en su casa de San Fiz de Margaride (Silleda). Colmeiro hablaba de todo pero, cada vez que se tocaba la temática de la guerra civil, nos pedía que, por favor, detuviésemos la grabadora: todavía tenía instalado el miedo en el alma. Colmeiro Guimarás era, a los 35 años de edad, una figura ya bastante contrastada de la plástica gallega, pero lo mejor de su obra estaba por venir, aunque hasta aquel 18 de julio del 36 no podía sospechar que lo que iba a vernir tendría que hacerlo fuera de Galicia...y fuera de España. En los momentos en "off" de aquella conversación, Manuel Colmeiro nos contó el trágico destino de numerosos amigos, compañeros y colegas que no tuvieron su suerte: algunos porque, pese a la patente represión franquista, nunca imaginaron que sus vidas corrían peligro, y otros porque simplemente no tuvieron la oportunidad de huir. Entre estos últimos se encontraba el coruñés Francisco Miguel, quien era ya un artista de referencia en el panorama artístico no solo gallego, sino también español y americano. Autodidacta, había completado su formación en sucesivas estancias en París, Cuba y México, país éste donde entabló contacto con las vanguardias del momento y, sobre todo, con el muralista Diego Rivera. Tres años después de su regreso a España, el 3 de agosto de 1936, fue detenido por la Guardia Civil, acusado de actuar contra el régimen golpista. Pasó unos días preso y salió en libertad, pero el 28 de septiembre se halló su cadáver en Bertoa (Carballo): había sido fusilado y, sus manos, amputadas.

¿Qué habría sido de Maruja Mallo si no hubiera logrado huir traspasando la frontera con Portugal? Pues probablemente que su destino habría sido el mismo que el de Francisco Miguel: un futuro truncado. Pero, en Argentina, Mallo recibió un rápido reconocimiento; empezó claborando en la revista de vanguardia Sur, en la que también participaba Borges, y vivió entre Buenos Aires y Montevideo dedicada a diseñar, pintar, en definitiva: a crear y crear. En 1945, viaja a Chile y se traslada a Viña del Mar y la Isla de Pascua, junto a su amigo Pablo Neruda, buscando inspiración para realizar el encargo de un mural en un cine Los Ángeles de Buenos Aires, que se inauguraría en octubre de ese mismo año.? El 11 de octubre de 1948 realiza una exposición en la galería Carroll Carstairs de Nueva York. En 1949 dejó Argentina y se trasladó a Nueva York y, en marzo de 1950, expone en la Galerie Silvagni de París. Finalmente viaja desde Nueva York a Madrid para regresar a España en 1962, tras veinticinco años de exilio.

Pintor, artista gráfico y escultor Ángel Botello había comenado sus estudios de arte en 1930 bajo la tutela de François Maurice Roganeaux en la Escuela de Bellas Artes de Burdeos, Francia. En 1935 regresó a España para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Durante la Guerra Civil luchó junto con su hermano Manuel, que murió en el campo de batalla. La victoria de los franquistas le hizo imposible permanecer en España, así que regresa a Francia para reunirse con su familia, que se encontraba en un campamento de refugiados. La familia de Botello decidió abandonar Europa y pasar a la República Dominicana, donde fue calurosamente recibido. La comunidad de artistas dominicanos lo incluyó como uno de los suyos, y muchas de las pinturas creadas en este momento se presentaron en el "American Art Exposición de América" del Museo Riverside en 1940. Durante ese año, la familia de Botello viajó a Cuba, donde permaneció durante ocho meses. En Santo Domingo, sus pinturas fueron observadas por el embajador peruano, que invitó a Botello a mostrarlos en Puerto Príncipe. Botello está considerado el padre de las tallas de madera de Haití y enseñó a los artistas haitianos al respecto.

Durante diez años, la familia de Botello vivió en ése país hasta que, en 1953, se mudaró a San Juan, Puerto Rico ,ciudad en la que falleció el 11 de noviembre 1986 dejando tras de sí un impresionante legado de óleos, litografías , linóleos, serigrafías y esculturas de bronce . Su antigua casa situada en el Viejo San Juan de Puerto Rico ahora es una galería de arte donde se exponen sus pinturas, esculturas y obras de arte de otros destacados artistas puertorriqueños.

En junio de 1936, cuando se produjo la rebelión militar que provocaría la guerra civil española, Arturo Souto se encuentra en Madrid y decide unirse a las actividades de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, en el departamento de propaganda republicana y colaborando como ilustrador ede varias publicaciones republicanas. En 1937 asiste al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura que se celebra en Valencia, y poco después concurre al Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937. Souto formó parte de la caravana del exilio que partió desde Barcelona en 1939.? De Burdeos viajó a La Habana, y tras un periplo por Nueva York, Los Ángeles y Filadelfia, en junio de 1942 se instaló en México. En 1962 regresó a España, desembarcando en Vigo, ciudad en la que expuso, aunque esta muestra resultó un inesperado fracaso. Sus antiguos amigos le dieron la espalda. Apenado y defraudado, recogió sus cuadros. Un poco más tarde expuso también en Madrid, Bilbao y Santiago de Compostela. Desengañado, volvió a México, donde falleció de un infarto el 3 de julio de 1964, a los 61 años de edad.

Conviene recordar estos y otros casos cuando hablamos de "arte del exilio" porque detrás de cada una de las obras de todos estos hombres y mujeres hay una historia de miedos, de terror, de persecución, de acoso... Y, sin embargo, toda esta pléyade de artistas, cada uno en su estilo, son autores de una fecunda obra y un ejemplo que no tiene parangón con ningun otro país del mundo. Y es que hay artistas que crean para vivir mientras que de los presentes que nos ocupan, bien se puede decir que lo hicieron para poder seguir viviendo...o sobreviviendo.

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