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SÁLVESE QUIEN PUEDA

En casa de Torrado, un quinteto de alto fuste

De izquierda a derecha: Juan Luis Irazusta; José Luis Méndez; Franco Cobas; José Luis Torrado y Carlos Pérez.

Me avisó el olímpico Carlos Pérez demasiado tarde y no pude ir a una comida a casa de José Luis Torrado "O Bruxo", con las ganas que tenía de conocerle. La verdad es que hubiera desentonado un poco porque allí, entre mesa y manteles, comieron juntos cuatro históricos deportistas que sumaban un total de 13 actuaciones en Juegos Olímpicos: José Luis Torrado en 5; Carlos Pérez y Franco Cobas en 3 cada uno y José Luis Méndez en 2. También se unió a la comida el histórico portero del Real Zaragoza de los años 70/80, J uan Luis Irazusta de memorable recuerdo, gran amigo y paciente de O Bruxo antes y todavía ahora, de vez en cuando. Yo a Carlos Pérez lo tengo, aunque ahora sea amigo mío, entre las cálidas memorias de mi infancia porque lo veía correr por Vigo en sonadas competiciones de la mano de mi padre, que había sido baloncestista y lo admiraba como fondista. Recuerdo ver con la boca abierta su paso ágil. En aquellos años aún no había llegado la televisión y no teníamos la atención tan dispersa, el mundo se resumía visualmente en lo nuestro y asistir por ejemplo a la carrera de Navidad (no sé si se lamaba "del pavo") era todo un espectáculo.

Toda una historia en esa mesa, que se podría llamar "Memorias de Olimpia", en la que se contaron miles de anécdotas y de historias vividas cada cual las suyas, convirtiendo aquella comida en una enciclopedia memorable. Pérez en el mundo del atletismo, Franco y Méndez en el del remo, Irazusta en el del fútbol y Torrado en todos ellos, porque sobre cada uno tuvo que ajercer la labor mágica de sus manos y sus ungüentos. ¿Qué no se habrá allí dicho del pasado, el contraste con el presente y las previsiones del futuro deportivo? Se podrían escribir tomos con las historias contadas por los cinco amigos y deportistas de alma y corazón, todavía hoy jóvenes por dentro, a pesar de la aritmética de los años. Ahí estaban, manteniendo su ilusión permanente y eterna, de los años mozos. Todos con muchos y "O Bruxo", que no tiene menos, de anfitrión, cocinero y maestro de ceremonias. ¡Cómo siento no haber estado! Sé que Carlos Pérez, Presidente; Franco Cobas, Secretario y José Luis Méndez, Tesorero de la Asociación Gallega de Atletas Olímpicos le hicieron entrega como homenaje a José Luis Torrado, de la Medalla de Oro de la Asociación y que él la recibió muy emocionado y agradecido, casi con lágrimas en los ojos, a pesar de las innumerables placas y distinciones que se agolpan y te rodean en las vitrinas, estanterías y paredes de su casa y clínica.

Ya digo que admiré a Pérez de niño, cuando ya era fondista de talla nacional e internacional compitiendo con otros pesos pesados como Javier Álvarez Salgado, por hablar de los propio. Tanto en los Juegos de México como en los de Munich a ambos les tocaron vivir episodios como la matanza de la Plaza de la Tres Culturas de la capital mexicana en 1968,escondidos bajo un camión, y más de lejos la de los secuestradores palestinos de un avión israelí en el Munich de 1972. Franco y Méndez vivieron los de Roma en 1960, las últimas Olimpiadas amateur, sin televisión, ni publicidad ni nada de nada, con un viaje hasta Roma, que los remeros hicieron en autocar sin calefacción ni aire acondicionado desde Bañolas con los barcos en el techo y no en sofisticados vuelos aéreos. Eran otros tiempos carentes de medios que yo mismo viví, como generacón de remeros posterior a la suya en el RealClub Náutico. No cuento las carracas que nos llevaban a los campeonatos de España a Bañolas, a los de Sevilla a los de Orio... ¿Cómo es que llegábamos?

En cuanto a Torrado, "O Bruxo", ¿qué decir que no se sepa? Su imagen y la técnica que rodeaba sus tratamientos, que algunos llamaban mágica, nos acompañó desde nuestra infancia al presente. Allí estuvieron los cinco, intercambiando memorias con la perspectiva que dan las sienes plateadas. ¡Y yo que no pude ir, cuánto hubiera aprendido!

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