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Eran tiempos de presos políticos

Cinco gallegos que combatieron a la Dictadura regresan a la antigua cárcel de Vigo, actual Marco, donde encerraban a los subversivos contra el franquismo. Para ellos, la situación de los politicos catalanes encarcelados tiene muy poco que ver con la suya

Juan Benavides confiesa, a sus 80 años magníficamente portados, que hasta esta misma semana no había vuelto a entrar en el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO), la antigua cárcel de Vigo, desde aquel día de noviembre de 1974 en que salió de la celda y fue trasladado a Madrid para ser juzgado por el Tribunal de Orden Público, el temible TOP. Pasó dos meses y medio encerrado en la prisión viguesa al ser detenido el último día de la huelga general de 1972, un 27 de septiembre en el que los policías rodearon y pusieron patas arriba su casa, "despertando a mis hijas y revolviéndolo todo," y se lo llevaron a comisaría: "No, la verdad es que no he querido entrar nunca, no me ha dado la gana, ¡vaya!.

Juan Benavides - Detenido, preso y torturado

"Nosotros éramos presos políticos; estos son políticos presos"

Una cosa es ver su fachada, que sigue estando practicamente igual,y otra muy distinta recordar cómo era y qué representaba ese edificio entonces". "No me gusta recordar aquello", reconoce, porque cuando se acuerda, aún le duelen "las ostias que me dieron en comisaría, los dedos de las manos que me rompieron, estrujándolos; el esternón machacado durante el interrogatorio y los testículos tan inflamados que casi no podía andar". También le duele la memoria de su padre "a quien bien puede decirse que no lo llegué a conocer porque cuando los fascistas lo asesinaron yo tenía un año de edad". Y ahora también le duele que "tanto a mí como a tantos compañeros que lucharon porque hubiera democracia en este país, a todos los que fuimos de verdad presos políticos, se nos desprecie comparando lo que sufrimos nosotros con lo que viven los del llamado Procés, cuando su situación nada tiene que ver no la nuestra: a nosotros nos represaliaron porque nuestro objetivo era tener una democracia y una Contitución consesuada, la misma que ellos se han saltado a la torera. Ellos no son presos politícos, ellos no pasan de ser políticos presos".

A escasa distancia de Juan, le escucha Carlos Núñez: "Es que yo creo -afirma- que la definición de preso político que hoy en día da por buena la Sociedad Internacional de Derechos Humanos es confusa, por no decir errada. Ahí se define al preso político como una persona que, a causa de sus ideas, creencias y actividades, está encerrada. Pero esa definición es muy amplia, en ella cabe casi todo. Nosotros, bajo el fascismo, nos organizábamos, salíamos a la calle, nos movilizábamos, pero es que estábamos viviendo en un régimen que carecía de democracia y que no permitía la pluralidad política. Hoy, en cambio, buena o mala, tenemos una Constitución que ha sido consensuada, que puede ser buena o mala, pero a la que hay que acatar y respetar, al menos mientras esté vigente".

Carlos Núñez - Detenido 13 veces. Preso, torturado y exiliado

"Las libertades que hoy existen no son comparables al franquismo"

En las décadas de los 60 y 70, Carlos Núñez, miembro del Comité Central del Partido Comunista de España, era uno de los hombres más buscados por las Brigadas Político Sociales, un cuerpo expresamente creado para desarticular a la oposición clandestina a la Dictadura de Franco. Detenido hasta 13 veces, padeció dos condenas de 4 y 3 años de cárcel, respectivamente, y tuvo que exiliarse en Francia durante otros cuatro años más tras la huelga del 72, al dictarse una orden de búsqueda y captura. No volvió hasta 1976. "En aquellos tiempos -recuerda- había varios niveles de interrogatorios en las comisarías...y por supuesto yo sufrí los de mayor grado. ¿Que como eran esos interrogatorios? Pues, mira, en mi caso eran no solo, aunque también, un puñetazo en el hígado o unos tortazos en la cara. A mí, entre otras cosas, me conectaron electrodos en los testículos y me inyectaron pentotal en la sangre. El pentotal era una droga que hacía que tu conciencia quedara absolutamente obnubilada y solo te quedaban fuerzas para responder sí o no a cada pregunta que te hacían. Claro, era así como conseguían casi todas las confesiones que luego servían para que los jueces dictasen las sentencias".

Tras el correspondiente interrogatorio en comisaría, las antiguas celdas del actual MARCO eran el primer destino de todos aquellos detenidos en Vigo, acusados de delitos como "distribución de propaganda política", "asociación ilícita" o "rebelión militar". Después de una estancia, que podía ser más o menos larga, eran liberados o trasladados a cárceles mayores distribuídas por toda España: Carabanchel, Burgos, Palencia y Valladodid figuraban siempre en la lista.

Del 62 al 72

Diez años antes de la histórica huelga general, en mayo de 1962, se produjo otra en Vigo, tal vez no tan seguida ni tan larga, ni siquiera tan famosa, pero seguramente más osada, y sin embargo fue la primera que se convocó en una ciudad española contra la Dictadura. Fue la huelga que le costó los siete años de prisión al aquel entonces militante de la CNT Jaime Garrido Vila pasó en el penal de Burgos, previo paso por la no menos célebre cárcel de Carabanchel: "Me detuvieron dos policías en el mismo Vulcano, la empresa en la que trabajaba, y me llevaron a comisaría, donde me interrogaron a palos y acto seguido me llevaron esposado,andando, hasta la cárcel de la calle del Príncipe". De Vigo lo trasladaron, tres años después, a Madrid para someterle a un Consejo de Guerra, porque estaba acusado de rebelión militar: "De aquel juicio -dice Garrido- recuerdo que el tribunal estaba formado por un falangista y varios oficiales de la Marina y el Ejército de Tierra. Para salvar las apariencias, aunque maldita la falta que les hacía porque aquello era un mero simulacro, me asignaron de abogado defensor a un militar que estaba aún más asustado que yo".

Por su parte, Carlos Núñez tiene muy claro a qué se parecían aquellos tribunales y aquellos jueces: "Eran una Inquisición presidida por Torquemadas. El tribunal, con casi todos sus miembros vestidos de negro, estaba situado un metro por encima de ti, que estabas allí abajo, sin poder acercarte ni a cinco metros, oyéndoles amenazarte directamente con penas de muerte o cadena perpetua...Sí, aquellos jueces y aquellos fiscales también nos torturaban con su ira y sus palabras".

Durante los años de encarcelamiento, Núñez siembre estuvo en un calabozo, solo, aislado "en celdas, como la de Palencia, de 5x2 metros, de la que solo me dejaban salir una hora al día al patio. Había mucho tiempo para pensar allí dentro, sí, mucho tiempo...."

Garrido, en cambio, tanto en Burgos como Carabanchel, compartió calabozo con otros presos políticos comunistas, entre ellos Nicolás Sartorius, así como con anarquistas, compañeros suyos de la CNT. "¡Hombre no es que nos llevásemos mal -reconoce- pero allí cada cual iba con los suyos. En Burgos, los comunistas eran unos quinientos y nosotros unos quince".

Últimas fotos de la antigua cárcel-juzgado

Garrido fue de nuevo detenido en 1972: "Un gris: fue el quien me dio tal culatazo en la cabeza con su metralleta que casi me deja en el sitio". De su defensa se ocupó Alfonso Álvarez Gándara, quien consiguió que lo soltasen a los tres meses de su ingreso en la cárcel viguesa. Hogaño, Jaime Garrido es de los que suscriben que que "nosotros sí fuimos presos políticos, y no políticos presos, como ha sucedido en Cataluña,donde todo se ha hecho de un modo muy chabacano, pretendiendo echarle un pulso a Rajoy y al Estado. Pero se han equivocado. Yo entiendo que Cataluña es una región muy particular y debe gozar de una buena fórmula de autogobierno, pero hay que buscarla por otras vías. Ya no vivimos bajo un régimen fascista".

Jaime Garrido - Preso y torturado. Detenido en 1962 y 1972

"Hay otros medios por los que se puede reivindicar más autogobierno"

Abogados de presos

La mayoría de todos los casos de detenidos por actividades políticas o sindicales (también consideradas ilegales) en la ciudad olívica pasaban por despachos de abogados como el citado Álvarez Gandara, así como del de Fernando Randulfe y Elvira Landín. Éste último fue, de hecho, el primer despacho laboralista de Galicia: "Estábamos- recuerda Randulfe- al principio de los 70, en un momento explosivo, con las huelgas obreras más poderosas y una atomización de partidos inaudita. En el despacho no dábamos abasto,trabajábamos día y noche. Llevábamos a los obreros de Citroën, Barreras, Ascón, Censa,Vulcano,estibadores del puerto,contratas auxiliares...Además de eso asesorábamos en los convenios sectoriales.Ya desde cuando llegamos intentamos deslindar los juicios viables,puramente técnicos,de otros que no lo eran en los que se utilizaba la técnica de los juicios políticos, convirtiéndolos en alegatos contra el régimen franquista.Pero yo tenía también otro papel, que era la atención a los presos de todos los partidos de izquierda: su declaración ante el juez,la coordinación de sus declaraciones para que no entraran en contradicciones..." ."¡La cantidad de ocasiones que entré yo ahí -dice, señalando la fachada del MARCO- para visitar a los presos políticos! Y, ¡diantres! aunque ya he estado otras veces desde que es Museo, al cruzar esas puertas siempre tengo que hacer como un esfuerzo mental para que no me asalten la cabeza aquellos tan amargos recuerdos, los de toda aquella gente que dio su vida por unos ideales sin esperar nada a cambio, ni siquiera un reconocimiento". Con amplio conocimiento de causa desde el punto de vista jurídico, y sobre todo vital, del "asunto" de los presos políticos, Randulfe se muestra especialmente indignado: "A mí es que me molesta todo aquello que tiende a la generalización. Tanto yo como muchos de mi generación venimos oyendo lo de la reivindicación independentista de Cataluña realizada por gente muy decente, muy digna y muy respetuosa...pero ¿como pueden tener la desvergüenza de compararse los que ahora están encarcelados con quienes estuvieron presos en aquellas cárceles de Burgos, de Carabanchel, de Valladolid? ¿Como se puede decir que son la misma cosa aquella Dictadura fascista y el actual régimen? ¡Pero, qué me están contando! Es que están degradando el contenido legítimo de las palabras y despreciando a quienes sí fueron presos políticos de verdad, cosa que ellos no son. Aunque, ya digo, generalizar sea injusto. Hay que ir caso por caso, persona por persona".

Fernando Randulfe - Abogado de presos políticos en la Dictadura

"¿Cómo pueden decir que les da igual la actual democracia que el fascismo?"

A Eduardo Fernández lo detuvieron siete veces, todas ellas durante manifestaciones o formando parte de piquetes obreros, aunque en ninguna de ellas llegó a ingresar en prisión. Eso sí, su expediente era uno de los que manejaba el TOP. Semeja que quienes lo interrogaron nunca se enteraron de que él era el "hombre fuerte" de Comisiones Obreras en Vigo, donde se organizó la huelga general más larga del régimen franquista: "Yo me dedicaba -cuenta- a mantener todo el sistema informativo y operativo de CCOO en la comarca y puede decirse que conocí a todos y cada uno de los represaliados, a los que metieron en la cárcel, a los que les dieron palizas, a los que multaban con cantidades de dinero que sabían que no podían pagar y, con esa excusa, los expulsaban de las empresas...." .

Eduardo Fernández - Detenido 7 veces. No llegó a ingresar en prisión

"Insultan la memoria de los que dieron su vida por la libertad"

" Y precisamente por eso -continúa Eduardo Fernández- por conocer a todos aquellos hombres y mujeres que tan generosamente entregaron sus vidas para que España fuese un país donde se pudieran ejercer las libertades, me parece un insulto que ahora se ningunee e incluso desprecie a quienes lucharon contra la Dictadura a riesgo de sus vidas. Para mí esta gente que ahora han detenido en Cataluña, los del Procés, son personas sin ninguna clase de comportamiento ético, ni siquiera estético. Han conculcado todas las leyes que tanto nos costó conseguir en nuestra lucha por la democracia, han atentado contra la Constitución aprobada por todos y ahora dicen llamarse presos políticos ¡Qué vergüenza!".

Las últimas fotos de la antigua cárcel-juzgado

Las últimas fotos de la antigua cárcel-juzgado

  • El edificio que acoge el actual MARCO nació en el siglo XIX como consecuencia de la necesidad que tenía la ciudad de Vigo de una cárcel pública. De este modo, el 16 de mayo de 1861 el Ministerio aprobó su construcción, corriendo a cargo del proyecto el arquitecto José María Ortiz y Sánchez. Lo que en principio iba a ser una simple cárcel, acabó convirtiéndose en un Palacio de Justicia con juzgados, prisiones y un pequeño albergue para los guardianes, cuya construcción se terminó en 1880. El actual Museo de Arte Contemporáneo fue inaugurado en 2002.

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