Más de sesenta mil toneladas de petróleo vertidas a lo largo de 2.000 kilómetros de costa gallega, 723 playas afectadas, unos daños en flora y fauna marina incalculables, un polémico macrojuicio con un solo condenado y una movilización social nunca jamás vista en Galicia.

Este es el balance que quince años después se puede hacer del hundimiento del "Prestige", aquel petrolero que el 13 de noviembre de 2002 emitió un SOS de avería grave a bordo y cuyo siniestro acabaría ubicando a la comunidad autónoma, tal vez por primera vez en su historia, en las primeras planas de los medios de comunicación de todo el mundo. Sí, hace ya tres lustros de todo aquello, pero "lo del Prestige" sigue siendo que un asunto que todavía hace latir el corazón de la sociedad gallega.

SOS. COSTA DA MORTE. A las tres y cuarto de la tarde del miércoles 13-N, las emisoras de la Costa da Morte registran unas alarmantes señales de auxilio. El fuerte temporal ha provocado una grieta en el casco de un petrolero llamado "Prestige", desde el que se reclama urgencia ante un inminente riesgo de naufragio. Buques de las armadas española y portuguesa acuden a la zona del siniestro y rescatan a la totalidad de la tripulación, pero se percatan de que el petrolero pierde fue su carga de fuel a un ritmo vertiginoso.

El 18 de noviembre se decide, con el remolcador "Deda" al frente, arrastrar el petrolero lo más fuera posible de las aguas jurisdiccionales españolas: rumbo "al quinto pino", según expresión del ministro de Fomento, Álvarez Cascos. Al día siguiente, el casco del "Prestige" se parte en dos. Enrique López Veiga, por aquel entonces conselleiro de Pesca, lo recuerda así: "Contra lo que pueda pensar mucha gente, el hundimiento no nos cogió por sorpresa, ya que el buque presentaba una grieta estructural y sabíamos que uno de los riesgos más grandes era que se partiera, como ya había sucedido en otras ocasiones....y como así sucedió. Contábamos con que la compañía se lo llevara hacia el Sur, a una zona más abrigada, pero no lo hizo" .

MUXÍA. ZONA CERO. Mientras el petrolero siniestrado es remolcado por el Dédalo, con la ayuda del Alonso de Chaves y el Ría de Vigo, flanqueados por la fragata Baleares y buques de la armada portuguesa, el combustible vertido irrumpe como una plaga en la Praia do Coído, en Muxía; anega la calle principal del pueblo y penetra en las casas de sus vecinos. A esas alturas, el barco accidentado ya vertía entre 5.000 y 6.000 toneladas de fuel al día que, al igual que en O Coído, teñían de negro las aguas de todas las villas de la Costa da Morte coruñesa.

Para nombrar aquel líquido viscoso y oscuro, semejante al alquitrán con que se asfaltan las carreteras, a alguien se le ocurrió recurrir a una palabra cuyo significado muy pocos conocían: chapapote. También se recurre a una expresión que se había hecho famosa tras los atentados de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York: Zona Cero. Sí, Muxía era la Zona Cero.

VOLUNTARIOS. Fueron los vecinos de estas localidades de la costa coruñesa quienes advirtieron que no estaban viviendo precisamente otro naufragio como el que, hacía justo diez años, en diciembre de 1992, había sufrido cerca de allí otro petrolero, el "Mar Egeo". Lo del Prestige lo superaba con creces; el vertido había entrado en sus propios hogares y ¿lo peor? que muy pronto percibieron que no había medios, ni materiales ni humanos, para detenerlo.

A esa altura, la marea negra ya era primera página en todos medios de comunicación, y entonces surgió na ayuda inesperada: la de cientos de jóvenes que provenían no solo de toda Galicia, de toda España, sino de Europa, de Estados Unidos, de Canadá, de todas partes del mundo. Chicos y chicas como Gabriele Frein Von Hundelshausen que, desde Hamburgo, donde residía, había seguido las noticias sobre el petrolero y su inicial deriva por la costa gallega hasta que finalmente se hundió.

"Una amiga alemana que estaba trabajando en Gijón me contó todo el movimiento de voluntarios que se estaba produciendo y, como tenía vacaciones de Navidad, me fui a verla. Juntas nos vinimos a Galicia. Estuvimos solo una semana, pero me impactó muchísimo. Se me quedó un recuerdo muy triste de aquello", cuenta ahora Gabrielle desde A Illa de Arousa, donde actualmente es concejala de Medio Ambiente.

"Ver esta costa fue un espectáculo natural para mí. Me quedé muy impresionada con el voluntariado. Éramos muchísimos. Dormíamos en el pabellón y cenábamos en la lonja de Malpica, la gente de allí nos preparaba la cena. Había mucha gente joven y muy buen ambiente, pero a todos nos afectaba mucho ver la costa así. Todos tenían mucha empatía con la naturaleza. Parecía infinito, no paraba de llegar chapapote, limpiabas y al momento volvía a estar todo cubierto", rememora.

Del voluntariado y su comportamiento ejemplar se acuerda también el que era, y sigue siendo, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Bueu, Manuel Rosas: "Nunca le aagradeceremos lo suficiente a los voluntarios que vinieron a limpiar nuestra casa desde todo el mundo desinteresadamente".

Gabriele Hundelshausen | Voluntaria venida desde Alemania

"Limpiabas y, al momento, todo volvía a estar sucio de chapapote"

José Manuel Rosas | Patrón mayor de Bueu en 2002 (y en la actualidad)

"Nunca le agradeceremos lo suficiente a los voluntarios"

UN ENEMIGO DESCONOCIDO. Desde las Rías Baixas se estaban siguiendo los acontecimientos con la misma atención que temor. La pregunta era obvia: ¿Llegaría el chapapote al Sur? Treinta y seis horas antes, Mariano Rajoy, designado portavoz del Gobierno para la ya reconocida "crisis del Prestige" casi lo daba por descartado, pero la noche del 3 al 4 de diciembre la marea negra entró en las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa. Y lo hizo, además, saqueando sus joyas isleñas: Cíes y Ons."No conocíamos al enemigo. Teníamos miedo a que nuestro medio de vida desapareciese", asegura José Manuel Rosas Otero.

"Veías a los compañeros llegar en el barco pringados de chapapote de los pies a la cabeza y te daba mucha impresión". Julio Alonso que era el Patrón Mayor de la Cofradía de Vigo en el momento que se produjo la catástrofe del "Prestige" destaca que"La valoración más importante que puedo hacer es que los gallegos somos gente de otra pasta. Sucedió en el "Prestige" y recientemente con los incendios. Ya te puedes llevar mal con tu vecino o con tu compañero de barco que en los momentos malos todos nos volcamos. En aquel momento toda la gente del mar fuimos una piña".

Julio Alonso | Patrón mayor de Vigo en 2002

"Demostramos que los gallegos estamos hecho de una pasta muy especial"

NUNCA MÁIS. El impacto socio-político de la catástrofe se encarnó en una plataforma ciudana impulsada desde los partidos de la oposición en el Parlamento Gallego que fue apoyada no solo por los colectivos ecologistas sino, en el los momentos más tensos, incluso por votantes y algún que otro cargo local del Partido Popular. Nunca Máis se convirtió en el lema de un alto porcentaje de la sociedad gallega movilizada, que exigía responsabilidades políticas y penales de los responsables de la Xunta y el Gobierno, ambos en aquellos momentos en las manos del mismo partido.

"Nunca Máis fue un movimiento espontáneo -describe quien era en patrón mayor de la Cofradía de O Grove, Francisco Iglesias-, una cuestión de sentimientos al ver lo que estaba pasando y lo que estaban contando los medios". Claro que López Veiga tiene otra visión: "Cuando el accidente sucede y gobierna el PSOE, el PP se suele comportar con bastante cordura y sentido de Estado; cuando es a revés, las cosas cambian mucho".

El macrojuicio. Tras diez años de investigación judicial y nueve meses de proceso, la mayor causa jamás instruida en España por un delito medioambiental se resolvió en noviembre de 2013 con la única condena del capitán del barco, el griego Apostolos Mangouras (ya fallecido) a nueves meses de cárcel. Libres de toda culpa quedaron los demás imputados, incluido el Estado español en la persona del director general de Marina Mercante, al que el tribunal también consideró "víctima del desastre".

Sin embargo, la Audiencia de A Coruña sí que consideró probado que el petrolero estaba en tan malas condiciones que nunca tendría que haber obtenido los permisos para navegar, y dictaminó que "solo se podrá exigir la oportuna responsabilidad civil" por la catástrofe a la clasificadora American Bureau of Shipping (ABS) y a la armadora Universe Maritime, que las autoridades españolas no lograron enjuiciar; por aquel entonces la ley no contemplaba exigirle responsabilidad penal alguna a personas jurídicas por delitos económicos, lo que imposibilitó llevarlas a juicio. De hecho, la fiscalía valoró después de la citada sentencia el volver a intentar enjuiciar a dicha sociedad de clasificación. La asignatura sigue pendiente.

Imágenes de impacto mundial

  • En la madrugada del 4 de diciembre de 2002, el chapapote procedente del "Prestige" penetraba en las Rías Baixas, y lo hacía atacando los archipiélagos de Cíes y Ons. Fue entonces cuando la práctica totalidad de las tripulaciones de la flota de bajura zarparon a bordo de sus embarcaciones para luchar con sus propias manos contra la marea negra. Estas imágenes, captadas por los fotógrafos de FARO DE VIGO Ricardo Grobas y Guillermo Cameselle, tuvieron un impacto mundial.