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Los datos pendientes

La ausencia de referencias anteriores a 2002 impide evaluar los efectos que, a largo lazo, pudo causar el vertido sobre fauna, flora y fondos marinos. El pecio fue sellado en 2007

Voluntarios limpiando el chapapote en una playa. // Ricardo Grobas

"Nosotros hicimos una campaña en 2004 y comprobamos que seguía saliendo fuel. Cogimos muestras en la zona y en agua superficial. Después el Gobierno mandó sellar aquello. Ya no volvimos nunca más a la zona pero tampoco nadie dijo que estuviera viendo nada. Todo el mundo asumió que se habían quedado selladas. No debe estar saliendo". Lucía Viñas, jefa del Grupo de contaminación marina de Instituto Español de Oceanografía en Vigo, un centro dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, es la encargada de la red de vigilancia de contaminación en el Atlántico español.

"Solemos hacer un control en sedimento y en los mejillones de roca. Con vertidos de este calibre también hacemos muestreos en agua. En 2002 empezamos a recoger muestras inmediatamente. En el agua se notó mucho al principio pero en sedimentos menos, por el tipo de vertido. El fuel era como muy denso y podía ser que cogieses muestras en un sitio y no cogieses hidrocarburos y dos metros más allá sí que hubiese trozos de chapapote", detalla Viñas, que elabora un informe anual sobre la contaminación en la costa para cumplir con los organismos europeos.

La contaminación batió récords con el vertido del "Prestige". "Se notó mucho los primeros meses. Hacia el verano bajaron los niveles de contaminación pero volvieron a subir los niveles de hidrocarburos con los temporales del siguiente otoño. Tras el invierno de 2004 los niveles de contaminación recuperaron la normalidad", destaca Viñas.

"En 2011 seguía llegando chapapote a las playas". Ana María Bernabeu, del Grupo de Geología marina y ambiental de la Universidad de Vigo trabajó con los efectos de los vertidos de fuel en las playas desde la aparición el "Prestige". Su equipo recogió muestras en los arenales de Nemiña (Muxía) y de O Rostro (Fisterra) hasta 2011, momento en el que asegura que "seguían llegando galletas" de chapapote. Estas "galletas" son residuos de fuel mezclados con la arena que alcanzaban hasta trece centímetros de diámetro. Pero no se puede determinar la procedencia exacta de este fuel ya que no hay datos.

"No se sabía qué pasaba cuando llegaba el fuel a la playa, solo que se enterraba. Propusimos un modelo que permite predecir cuánto se va a enterrar una galleta en función de las mareas", explica la científica de la UVigo.

"El seguir estudiando el ´Prestige´ no es una prioridad para las agencias que financian la investigación en España", dice Bernabeu, que ahora está inmersa en un proyecto con financiación europea en el que colaboran con investigadores de la Universidad de Oporto sobre la "biorremediación en las mareas negras". Una fórmula en la que microorganismos y nutrientes se comen el chapapote. "Se está elaborando un catálogo de bacterias que existen en la costa gallega y que son las mejores para comerse el fuel", cuenta Bernabeu.

Más de 500 investigadores trabajaron en temas vinculados a la catástrofe del "Prestige" en los que se invirtieron unos 10 millones de euros. "Esta catástrofe sirvió para que aprendiésemos a coordinarnos pero como ahora hemos perdido el hilo conductor creo que podemos volver a olvidarnos si algo así vuelve a pasar". Federico Vilas Martín, catedrático emérito de la Universidad de Vigo, actuó como secretario del comité científico que organizó el Ministerio de Educación, que se coordinaba desde la Oficina Técnica de Vertidos Marinos (OTVM) que tuvo su sede en Vigo hasta que se desmanteló en 2007.

"Planteamos que se mantuviese de alguna forma la coordinación entre quienes trabajaban con este tema pero no fue adelante. Al menos, pedimos que el banco de datos que se había creado estuviese disponible para su consulta pero tampoco. Toda la información se mandó al Ministerio y allí se quedó", apunta Vilas. La página web de la OTVM sigue activa, pero no se actualiza desde aquel momento.

En el año 2013 entró en vigor el Real Decreto 1695/2012 por el que se aprobó el Sistema nacional de respuesta ante la contaminación marina que activará una serie de mecanismos y grupos de expertos y dirigentes en el caso de que se produzca una "contaminación marina accidental o deliberada" que afecte a España. "Es de lo único positivo que podemos sacar de todo esto", resalta Antonio Figueras desde el Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC en Vigo. Este protocolo se puso en marcha con el caso del petrolero "Oleg Naydenov" que amenazó a Canarias en 2015.

Queda claro que datos actualizados de cómo está el pecio no tenemos. Se supone que no hay vertidos, pero tampoco se puede asegurar tal cosa a día de hoy. En 2002 no había referencias para medir los daños en la fauna y flora marinas y las que habría ahora, quince años después, si algo así volviese a suceder, serían las de los estudios de aquellos años. "Volveríamos a no tener referencias", critica Figueras.

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