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SÁLVESE QUIEN PUEDA

¡Collóns, Serrat y Sabina también fachas!

¡Collóns, Serrat y Sabina también fachas!

¡Maldita sea! ¿También Sabina era un facha? Ya les había traicionado Serrat, con cuyas canciones mecieron su infancia y hasta su catalanismo incipiente, y ahora el cantante más progre, Sabina, les dice que los mayores males de Europa han sido por culpa del nacionalismo, que está radicalmente en contra de alguien que quiera hacer una patria más pequeñita, que esto no es cómo lo están vendiendo, que no es Cataluña contra España sino Cataluña contra Cataluña, que la han dividido por la mitad, que eso es lo peor que puede hacer un gobernante...."¡Collons, -gritó uno de ellos-, no sabíamos que tras Sabina se ocultaba un facha, un puto español! Su líder, Chapuzamont Braveheart y Casamajó, se llevó las manos a la cabeza cuando se enteró de que su otro cantante de culto, aquel con cuyas letras ligó la única vez de su vida en su Girona natal cantándole al oído en castellano a la Montse lo de "loco por conocer los secretos de tu dormitorio," también les daba la espalda, a ellos, los salvadores de los paísos cataláns venidos de las brumas fétidas del invierno español para iluminar con su fe a la patria oprimida, la de Verdaguer y Espriu, la del presidente Companys, afiambrado por los franquistas por levantisco.

Miró con ceño torvo Chapuzamont, cuyo peinado había sido declarado de Interés Turístico Internacional poco antes de que el procés lo fuera de Interés Comarcal, a derecha e izquierda; primero a su "alter ego", Oriol Junqueras i Vies, el hombre siempre ladeado que, tras la patética sombra de Artur Mas, sería destinado a sucederle en su misión salvífica por la gracia del voto que él nunca había tenido; después miró a uno de sus jefes de filas, Joaquim Forn i Chiariello,patriota de fe ciega encargado del cuerpo de los Mossos y de su ligereza en el butifarrendum. En aquel momento trascendental para la historia de la humanidad en que había disuelto la república de Caspalunya antes de proclamarla, sus teloneros estaban flanqueándole para hacer la foto que debía mirar y admirar el mundo entero. Dio un puñetazo en la mesa, miró a Quico Horns, el Metternich de Vic, y su voz sonó como un trueno quebrado: "¿Cómo es posible que en el Registro de Buenos y Males Catalanes no tuviérais catalogado a Serrat?, le espetó al de Vic. ¿Y cómo no en el Catálogo de Fachas a Sabina?". Sí, es cierto, tenían cantantes mamporreros y subvencionados como Luis Llach, pero eran comarcales, no habían llegado a la condición internacional de los serrats y sabinas. Tenían periodistas fanáticos como Quico Sallés infiltrados en La Vanguardia como cuentacuentos pagados para narrar el prusés, pero no eran nada al lado de grandes escritores como Juan Marsé o Eduardo Mendoza, que se habían opuesto y hasta ridiculizado al Camino hacia la Libertad de las Masas Oprimidas.

Por tener, tenían hasta pseudohistoriadores como un tal Cucurul famoso por sus payasadas, historiadores "llepasubvens" y trileros como Suñol i Molina o un tal Josep Abad Sentís en Sabadel que se planteó si deberían continuar en el nomenclátor de su pueblo Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora.... por ser consumados españolistas; pero no eran de la magnitud de Josep Álvarez Junco, cuyo último libro hablaba de los dioses útiles que se inventaba el nacionalismo. Incluso tenían en sus filas profesores de Teoría Política como un chaval que se moría por ser catalán aunque hubiera nacido en Ibiza, el utranacionalista Josep Costa, pero era una mierda pinchada en un palo al lado de críticos al procés como Joan Botella, catedrático de Ciencia Política y decano de Derecho de la Universidad de Barcelona. Y hasta tenían embajadores sin embajada como Francesca Guardiola, la hermana del entrenador prucesista, filóloga encastrada desde hace años como funcionaria de la Generalitat, pero eran paja seca a lado del culto y viajado "aunque facha" ex ministro de España García Margallo.

Chapuzamont Braveheart ardía de ira. Todos los países, analistas económicos y demás le habían traicionado, incluso sus nobles, que le habían prometido levantarse contra los colonizadores españoles y se habían pasado al enemigo, desde El Señor de Codorniú hasta los condes de Caixabanc o Sabadell, ¿Y para eso habían aplicado el mismo método de manipulación que Lenin y los bolcheviques para conducir a la opinión pública, apropiándose del mundo de la cultura y medios de comunicación por medio de subvenciones, premios, cargos y otras sinecuras? ¿Y para eso se habían aliado con los de la CUP, esos tipos impresentables y llenos de roña ideológica, enemigos del desodorante y huérfanos de peluquería? "Menos mal -pensó- que tenían a un coletas apagafuegos, que no era nacionalista pero defendía eso de cuanto peor, mejor. Sant Jordi nos ayude. Adeu, puta España, nos vamos aunque no sepamos a dónde".

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