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El compay gallego del Che

Óscar Fernández Mel, mano derecha del mítico guerrillero, ex alcalde de La Habana, ex embajador en Londres y ex Jefe del Estado Mayor cubano, recuerda a su amigo, a su comandante y padrino de su boda

El médico gallego, primero por la derecha, con su familia.

Compay: En Venezuela y Cuba, hombre con quien se tiene una relación de amistad./Se usa para dirigirse a un hombre con quien se tiene confianza.

Óscar Fernández Mel pudo haber estado "allí" y no vivir para contarlo. Ese "allí" era la selva boliviana, donde Ernesto Guevara Serna fue ejecutado a tiros por un soldado del ejército boliviano el 9 de octubre de 1967. Dos días antes, había sido apresado junto a lo que quedaba de su batallón, y tras 48 horas de espera, la patrulla militar recibió "de arriba" una orden taxativa: el preso no podía salir vivo de "allí", así que...

Fernández Mel pudo haber estado en ese allí, sí, como había estado en Sierra Maestra y el Congo Belga como ayudante médico del Che Guevara, como amigo, como hombre de su máxima confianza: "No se dieron las circunstancias -nos cuenta Óscar desde La Habana- Yo por supuesto que le hubiese acompañado, pero se decidió que me quedase coyunturalmente en el puerto de Tanzania como responsable de rescatar y organizar la salida de los cubanos atrapados en el Congo mientras él se desplazaba, con gente más joven, y que no estuviese quemada, a Bolivia."

Lo del Congo no había salido nada bien. Se pretendía repetir, en África, la experiencia revolucionaria que triunfara en Cuba "pero enseguida nos dimos cuenta de que nos habían engañado, por no decir traicionado...que no se daban las condiciones, vaya, y por eso fue un fracaso", explica Mel. Tampoco se "daban las condiciones" en Bolivia, reconoce, "pero ahí yo creo que Ernesto se precipitó porque, en nuestras conversaciones, su objetivo prioritario no era hacer la revolución en Bolivia, sino en Argentina, su país natal. Ese era su sueño".

Óscar Fernández Mel y Ernesto Guevara se habían conocido en plena Sierra Maestra. Ambos eran médicos y guerrilleros. El Che, ya comandante. Enseguida entablaron amistad aunque, a día de hoy, Mel duda si acaso su colega y jefe quiso hacerle "una prueba de valor": "El Che tomó el volante de un jeep y me dijo que me subiera con él. No es que fuésemos muy deprisa, pero transitábamos entre las montañas por un estrecho camino de tierra muy peligroso, bordeado por precipicios. Ante mi nerviosismo, me dijo: Oscarsito (él me llamaba así) no te preocupes, aunque ahorita cuando lleguemos te voy a contar una cosa. Cuando llegamos, el Che me confesó que era la primera vez que conducía un automóvil ¡Y decía la verdad! Con su antiguo compinche Alberto Granado había aprendido a conducir una moto, en aquel famoso viaje que hizo por toda América Latina y del que se rodó una película, pero jamás hasta aquel día se había sentado detrás del volante de un automóvil".

Nació Óscar en la villa cubana de Cólon (Matanzas) el 24 de marzo de 1931, hijo de José Fernández Penas y María Mel de Castro, según datos proporcionados por su biógrafo Lois Pérez Leira. "Cuando tenía un año de edad más o menos, -cuenta- nos fuimos para Galicia mi mamá, María Mel, con cuatro de los hijos, ya que el varón mayor se quedó con papá para ayudar a administrar los negocios que él mismo poseía en Colón. Entre Bretoña y Mondoñedo vivimos 7 u 8 años y estudiamos los primeros grados de la escuela. En aquellos años, yo era un niño muy inquieto y la enseñanza en esos momentos era muy dura. Los castigos consistían en arrodillarse sobre granos de arena y otras sustancias parecidas y el uso de la manopla, pero de todas maneras son recuerdos de una niñez feliz, en cierta forma abalada por el cariño materno que ponía todo su empeño en que aprendiéramos y fuéramos hacia delante. Los fines de semana y en vacaciones íbamos para Bretoña, donde lo pasábamos muy bien, jugando al aire libre, acompañando a los mayores a la recogida de patatas..."

En 1937, ya comenzada la guerra civil, la familia regresa a Cuba, y el pequeño cursa estudios básicos y medios, hasta llegar a descubrir cuál es su gran vocación: ser médico: "En la universidad - recuerda- me matriculé en la carrera de Medicina a pesar de ser la más larga, ya que constaba de 7 años. Mi intención cuando empecé era abrir una consulta y recibir a los pacientes, y mi afán era el de ser útil a la sociedad, aliviar dolores, consultar a todo tipo de pacientes, no importaba su economía; y tener, por supuesto, el reconocimiento de la sociedad. Pero a medida que uno se va adentrando en la carrera se da cuenta de que la cosa es bastante más compleja, porque conlleva mantener el nivel científico, buscarse buenos profesores que me sirvieran de guía, estudiar a deshora no solo para sacar las asignaturas de la carrera sino para ampliar los conocimientos mucho más allá del currículo. Yo trabajé mucho en el servicio de Ortopedia del hospital Calixto García.Me satisfacía mucho interiormente cuando hacía un buen diagnóstico en mi consulta y era alabado por mis profesores o cuando se operaba un paciente, en una intervención complicada concluida con un éxito quirúrgico y yo había sido parte de él."

A los 24 años decide incorporarse al Movimiento 26 de Julio y, después del fallido asalto al cuartel de Moncada, se integra en la guerrilla, como médico pero también como soldado. Su vida dio un cambio radical, y en ello tuvo mucho que ver su decisivo encuentro con el ya por aquel entonces muy famoso Che Guevara, al que rememora así: "Lo recuerdo como un amigo formidable. Era una persona muy afable y la verdad es que, aunque de primeras no era fácil llegar a él, cuando lo conseguías, se abría de corazón. Siempre estaba dispuesto a ayudar y a enseñar, a enseñarte leer. Era muy conciente de que estaba rodeado de mucha gente con un nivel cultural bajo y por eso se preocupaba mucho por alfabetizarlos". "Además -continúa- era una persona muy culta: o estaba leyendo o estaba trabajando, así lo recuerdo yo siempre. Y estoy completamente seguro de que, de no haber sido un revolucionario, se habría convertido sin duda en un médico buenísimo".

Tras el triunfo de de la Revolución, Guevara invita a Oscarsito a vivir en su casa y le presenta a su futura esposa, la modelo y actriz Odalys Fuentes: "Ya en esa altura nuestra amistad era muy estrecha, así que accedió a ser el padrino de nuestra boda cuando se lo pedí, a pesar de que yo sabía que a él no le solían gustar este tipo de protocolos".

Cuando están a punto de cumplirse 50 años de su muerte, el Che Guevara, además de mito y símbolo, es uno de los logotipos más conocidos el mundo, aunque alguna gente que lleva una camiseta con su foto sepa poco de él, salvo a grandes rasgos: "La verdad -afirma Fernández- es que yo no sé cómo reaccionaría si él viviese ahora. Lo que sí sé es que él nunca buscó ese tipo de fama, aunque ya en vida se sabía un hombre muy conocido en los foros internacionales, donde dejó muy claro que estaba dispuesto a dar la vida por cualquier país de Latinoamérica a cambio de nada...y de hecho lo cumplió: el Che murió como un hombre de Estado".

-Y usted también lo es...

- ¡No se me puede comparar, ni por asomo! Yo solo soy un persona que siempre he estado dispuesto a ir a donde la Revolución me mandara.

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