Se llama Carlos Sanz y lleva casi toda la vida estudiando y conviviendo con el lobo ibérico. Biólogo y naturalista por estudios y vocación, quiso el destino y su buena fortuna que, allá por los años setenta, sus prácticas en mitad de la carrera le llevaran junto al gran maestro Félix Rodríguez de la Fuente. En su vida hubo un antes y un después. Hasta ese momento sabía lo que quería estudiar, y a partir de entonces descubrió lo que quería ser.